Simplemente la vida del pequeño Louis y su amado alfa, Harry.
O donde Louis es un risueño, bonito y tierno omega que adora las burbujitas, los conejitos y biberones con leche de vainilla calientita, siendo mimado y protegido por su adorado alfa.
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2:00 p.m
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Louis estaba tan enojado.
Tan enojado y tan perforado...
Estaba paradito en un rincón que formaban los jueguitos de la sala de espera del cine, con un pucherito en sus labios y su ceño fruncido en pleno berrinche, con dos bonitos destellos en cada una de sus orejitas.
Zayn no había quedado conforme con la decisión del menor el día anterior, pues cuando le propuso perforarse ya estaba algo irritado y sentimental, por lo que no tomó en cuenta lo que dijo, y claramente no dejaría pasar la oportunidad, así que se lo preguntó de nuevo al día siguiente justo cuando lo vió abrir sus azules ojitos por la mañana.
Louis aceptó aún más dormidito que despierto, asintiendo con su cabecita y su cabellito pareciendo un nido de pájaros o un pastizal por donde había pasado un huracán.
No tardaron más de dos horas en haber llegado al centro comercial del día anterior, y la primera parada fue nada más que la misma tienda donde perforaban en distintas zonas del cuerpo.
El omeguita había visto con sus ojitos curiosos todas las joyas que tenían en la vitrina del lugar, escogiendo las más pequeñitas que solamente eran redondas y plateadas pues había dicho que parecían brillitos de hadas como lo vió en la televisión esa misma mañana mientras desayunaba.
Liam no estuvo de acuerdo en ningún momento con la malísima idea que surgió por la cabeza del alfa y del omeguita.
Aunque sabía que Louis solo había aceptado porque no dimensionaba lo grande que era hacerse una perforación, que tal vez no lo ven todos de esta manera, pero viéndolo desde el punto de vista de Liam, él y todo el mundo sabe lo sobre protector que Harry es con su omega, que cualquier mínimo detalle que moleste al menor, lo remedia a como de lugar para que no siga perturbando al chiquillo, así que ahora imaginemos una perforación, que requiere demasiados cuidados, limpieza e higiene y que si no se la llegan a realizar correctamente puede pescar una infección bastante grave... él en realidad no quisiera ver cómo reaccionaría el alfa rizado ante esa catástrofe.
Pronto se acercó una alfa con muchísimos tatuajes y perforaciones y se encargó de sentar al omeguita en una silla bastante alta para su gusto, por lo que había tenido sus manitas apretadas a los bordes de la silla todo el rato para no caer.
"Oye, no vi que cambiaras la aguja por una nueva, ¿lo hiciste? ¿Desinfectaste todo?"
"Claro que si, no se preocupe, señor. La aguja ya estaba puesta pero le aseguro que es nueva y limpia."
Luego de haber escuchado al tío Lili preguntar aquellas cosas, sintió algo frío en sus orejitas para luego pegar un brinquito en su lugar cuando el primer pinchazo lo asustó, y en menos de dos minutos, ya tenía dos lindos aretes en sus orejitas.
