Simplemente la vida del pequeño Louis y su amado alfa, Harry.
O donde Louis es un risueño, bonito y tierno omega que adora las burbujitas, los conejitos y biberones con leche de vainilla calientita, siendo mimado y protegido por su adorado alfa.
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9:30 p.m
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Un tranquilo omeguita recargado en el hombro de su alfa quien lo sostenía, veía con ojitos adormilados a su alrededor, intentando descifrar entre las penumbras de la noche qué era lo que había en ese extraño y nuevo lugar al que habían llegado.
Soltó un suspirito mientras sentía el movimiento de Harry al estarse encargando de ayudar a los demás a bajar el equipaje del coche, tallando uno de sus ojitos con su manita mientras veía a lo lejos un montón de rocas que enmarcaban lo que parecía ser un camino negro, notando que se trataba de un lago cuando escuchó el agua chocar con alguna que otra roca que había en el centro. Detrás de ellos, había una bonita casita que era muy parecida al del cuento de los cerditos que su alfita alguna vez le contó, era de piedra y madera y era más grande que la de la historia, con muchas ventanas por todos lados y un bonito jardín con una mesita y sillas afuera.
Subió su mirada y vió el montón de árboles gigantescos con los que estaban rodeados, dejando ver la bonita luna entre sus ramas y la luz natural de la misma dibujando las sobras de las hojas en el suelo. Había un silencio tan relajante que el chiquillo cada vez se sentía más adormilado, luchando por mantener sus ojitos abiertos para esperar a cenar esa rica pasta que su alfita prometió prepararle apenas llegarán a la cabaña.
Estaban acompañados de dos lindas cabañas más que estaban a una buena distancia de ellos, por lo que cada visitante tenía la suficiente privacidad para estar con su familia o hacer lo que quisiesen.
-Mhmm...- Se quejó Louis cuando prestó atención más allá de lo que estaba junto a él y logró escuchar el ruido de algún animal extraño que parecía ser un búho, además de que las ramas de los árboles de pronto se movían y le hacías asustarse, pensando que había un monstruo viviendo entre toda esa oscuridad y que iba ir a comérselo.
-Shh, shh.- siseó Harry mientras se las ingeniaba con una de sus manos para hacer que el omeguita escondiera su carita en el hueco de su cuello y no se asustara, pues incluso él mismo reconocía que el bosque era realmente aterrador estando a oscuras y no quería que el menor le temiera después incluso de día.
-Joder, estoy terriblemente cansado de no haber hecho nada por las pasadas cuatro horas.- se quejó Zayn en los brazos de Liam quien lo cargaba en estilo nupcial mientras se encaminaba a la puerta principal por la que ya había entrado Niall y Amara, llevando cada quien su equipaje.
-¡Yo no siento el trasero!.- Gritó Niall desde adentro, con su voz haciendo eco entre las paredes de la cabaña.
Harry solamente tomó la mochila del omeguita, pues Liam y Niall ya le habían ayudado con sus demás cosas para que él pudiera dejar a Louis en sus brazos y no soltarlo, por lo que colgó la ligera mochilita de su hombro libre y cerró las puertas y la cajuela cuando vió todo despejado, trancando la camioneta con seguro para luego encaminarse a la cabaña.
