Paseaba por las calles obscuras del lugar en donde vivo, llovía un poco pero era relajante sentir las gotas caer en tu rostro con suavidad, sonreí de lado, tenía un saco de tono café muy claro y ropa abrigada, el invierno se acercaba y con ella la navidad. Al pasar por un callejón más obscuro que la noche misma por las paredes que lo encerraban, escuche un ruido, más bien, un llanto, curioso me acerque asegurándome que nadie veía que me acercaba pensando que era un niño o un bebé de alguna señora y está lo estaba amamantando, me pareció extraño no ver una sombra de persona adulta o siquiera alguien hincado o de cuclillas. Pero el llanto seguía haciéndose cada vez más liviano, me apresure a acercarme notando que en la obscuridad algo se movía , saque mi celular encendiendo la linterna de este mismo notando una manta y en ella algo envuelto. Me puse sobre una rodilla para ver qué era, un bebe.
Me asusté, pero no del modo de levantarme y ver a todos lados para saber si había alguien, sino del modo en el que tomas algo con rapidez para pegarlo a tu pecho, ese miedo sentí, cargue al bebé con prisa para envolverlo en mi saco el cual me quite para arroparlo, lo pegue a mi pecho y lo arrulle, mire a ambos lados luego en el inicio del callejón y al final de este, nadie estaba aquí más que yo y este bebé, furioso de saber que alguien pudo abandonar al pequeño ser me lo llevé a mi hogar, lo arrulle en mis brazos mientras caminaba.
Al llegar a casa, me lleve al pequeño, por qué era niño, a mi cama y de ahí quitarle toda la ropa mojada, para después entrar al baño y darle una ducha tibia al pequeño, casi entrando yo igual a la tina para cuidar mejor al pequeño, tendría al menos unos cinco meses de edad, no podía imaginar que existiera gente tan malvada para abandonar a un bebé en plena noche de lluvia. Entre a mi cuarto después de la ducha y busqué ropa que le ayudaría, algo para taparlo al menos durante esta noche, mañana iría a comprar ropa para él.
Saque una camisa de dormir color piel, ya no era de mi talla pero tampoco era para Daniel, lo llamaré así, como mi única opción lo envolví en una manta y debajo de mis sábanas para ir por hilo y aguja, cosere ropa para Daniel, después de tomar sus medidas y notando que él no dejaba de verme, me puse en marcha. Arreglando la camisa para el, después de haber terminado note que Dan ya estaba dormido, sonreí dejando la ropa de lado para ponérsela mañana, no me había quedado tan mal.
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