Alan Rickman (Vampiro)

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El rey Alan Rickman se encontraba una vez más sentado en su trono, esperando a que algo suceda, así de mucho había perdido el interés en la vida, él era rey de los vampiros por lo que su vida era eterna y a veces odiaba eso, pero, por suerte tenía mujeres que lo satisfacían sexualmente, todas hermosas obviamente, pero ya ninguna había logrado hacerlo sentir bien, él ahora solo veía sexo sin sentido y por ello dejo de hacerlo, quería más que solo eso, quería sentir amor, quería sentir el verdadero placer, pero ya ninguna de todas esas mujeres lo lograba y eso las frustraba, pero al ser el rey Alan, debían callar, por lo que se imaginarán que Alan estaba solo y era así, solo pensaba que era una vida eterna y solitaria, en busca de una mujer que lo amará como él lo haría, hasta entonces solo se encargaría de ver pasar el tiempo.



- Mi señor - Lo llamó un sirviente y él lo vio - Es hora de caza - Alan asintió y se levantó majestuosamente, camino junto a su sirviente y varios se le unieron estando atrás de él.



Llegaron a un bosque donde los humanos solían acampar sin preocupaciones, además de que ya era muy noche, Alan dio la orden con una mano y todos fueron a buscar su respectiva comida, a Alan no le importaba que tal brutales eran, los humanos eran los verdaderos monstruos, era lo que solía decir, él caminaba buscando su presa sin mucho animó, veía mujeres, hombres, incluso niños, pero ninguno llamaba su atención, hasta que a lo lejos pudo ver un hermoso arroyo, sonrío pensando que al menos conseguiría un poco de tranquilidad en su mente, pero cuando estaba a punto de llegar, escuchó un canto, un hermoso y delicado canto, se acercó con cuidado, pudo ver que frente al lago había una hermosa mujer, curvas no tan perfectas, pero para él lo fueron, su piel dulce y blanca, bingo, encontró su cena, se acercó aún más pisando una rama en el proceso.

La mujer volteó a donde había escuchado el ruido, viendo a un hombre, pero no se asustó, Alan se acercó más mostrando todo su cuerpo y aspecto, pero ella siguió sin asustarse y en cambio dirigió su mirada a sus plantas, pues estaba cultivando, Alan entre cerró los ojos, curioso, se acercó suavemente sin dejarla de ver y analizar.



- ¿No me tienes miedo? - Preguntó de forma suave, delicada, pero gruesa y profunda a la vez, así era como él hablaba siempre.


- ¿Por qué debería? - Lo miró ahora ella curiosa.


- Estamos solos, tú eres una mujer que aparenta ser débil y yo tengo más fuerza que tú, es obvio el por qué - Se acercó más.


- No, no te tengo miedo - Lo miro a los ojos.



Alan pudo notar un ligero brillo en sus ojos, sin haber notado que a él le había sucedido lo mismo, al verla solo pudo sentir algo que aún no conocía, o, mejor dicho, no había sentido en mucho tiempo, sonrío y se acercó más a ella, sentándose a su lado, realmente estaba curioso de ver a una joven no temerle a la muerte.



- ¿Por qué no has de tener miedo?, puedo violarte si quisiera - 


- ¿Quieres hacerlo? - Alan se quedó callado un poco y vio las plantas - ¿Ves?, si quisieras hacerme daño, ya lo hubieras hecho - Alan volvió a verla ligeramente divertido.



Era irónico que venía a comerla y ahora platicaba con ella, es decir, estaba hablando con su cena, aunque eso de cena ya no estaba tan seguro, acercó su mano a las flores y las acarició con mucha suavidad, TN sonrío viendo las flores, le encantaba cultirvarlas por la noche, así podía pensar, relajarse o simplemente alejarse de la sociedad.

{♥︎‿♥︎} 𝕆𝕟𝕖 𝕊𝕙𝕠𝕥𝕤, ᴀʟᴀɴ ʀɪᴄᴋᴍᴀɴ ʏ ᴄᴏᴍᴘᴀɴ̃ɪᴀ {♥︎‿♥︎}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora