Un amor corrompido 5

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Ya había pasado un tiempo desde que TN se atrevió a perdonarlos. Aunque su relación seguía siendo complicada, los cuatro hombres se esforzaban día tras día por demostrarle que podían ser mejores. Cada uno, a su manera, buscaba darle toda la atención y el cariño que ella necesitaba, incluso sin que ella lo pidiera. Sabían que los regalos y lo material no servirían de nada si no había verdadero afecto, así que optaron por pequeños detalles: prepararle el desayuno, recordarle constantemente cuánto la amaban, protegerla… y lo más sorprendente, soportarse entre ellos incluso cuando ella no estaba presente.
Ese último punto era casi un milagro, considerando todo lo que había pasado.

Gracias a esos esfuerzos, TN comenzó a confiar nuevamente en ellos. No tanto como para contarles sus secretos más profundos o pedirles consejos personales, pero sí lo suficiente para permitir ciertos gestos de cariño: un abrazo por detrás y, en ocasiones, uno por delante y el otro por detrás, ella correspondía con timidez.
Sin embargo, ella era mujer, y como todas las mujeres tenía esos momentos en los que su cuerpo se volvía más sensible, su piel más receptiva al tacto masculino… y eso era un problema, porque tenía cuatro hombres a su disposición, todos increíblemente atractivos, con un gusto impecable al vestir y, peor aún, con aromas que podían volver loca a cualquiera. Antes, ellos respetaban sus límites y le daban espacio cuando la notaban vulnerable. Ahora…
Ahora eran cuatro depredadores desesperados por ganar su atención, dispuestos a atacar su debilidad hormonal con todo su arsenal de encantos masculinos.

Esa mañana, TN despertó lentamente, pensando que sería un día normal. Se estiró perezosamente, lista para levantarse… hasta que sonó la alarma que había programado para su semana sensible.
Su corazón dio un vuelco.

—No… —susurró, tragando saliva.

Ese periodo en el que estaba más emocional, más vulnerable, más… necesitada, acababa de comenzar. Ni loca iba a salir de su habitación. Casi saltando de la cama, corrió hacia la puerta para cerrar con llave, pero justo cuando estaba a punto de hacerlo, Lionel entró con su característica fanfarronería. La puerta se abrió de par en par y él apareció como si estuviera entrando a un escenario.

El golpe de su perfume fue letal: un aroma cálido, especiado, completamente masculino. TN se estremeció, sintiendo cómo su cuerpo reaccionaba de inmediato. Se sentó lentamente en la cama, intentando mantener la calma mientras él la observaba con esa sonrisa arrogante que sabía que la volvía loca.

—Buenos días, querida —ronroneó con una voz profunda y sensual, la que solía usar cuando quería seducirla—. He preparado un desayuno exquisito… y puedes elegir entre comerme… —

TN se quedó completamente roja.

—¿Qué? —preguntó, con los ojos muy abiertos, Lionel sonrió de medio lado, soltando una risita baja y peligrosa.

—Comerte el desayuno, mi cielo —aclaró, acercándose un paso más mientras se acomodaba la camisa de forma que su pecho se marcara tentadoramente—. Aquí, en la cama… o abajo, con nosotros. —

Ella tragó saliva. Ese perfume, su tono de voz, su mirada… la estaban enloqueciendo, y él lo sabía.

—Y-yo… ah… —balbuceó, bajando la mirada, sonrojándose aún más. —En la cama, por favor —susurró, cubriéndose con la sábana como si eso pudiera protegerla de él.

Lionel se inclinó levemente hacia ella, con una sonrisa peligrosa.

—Por supuesto… nena —susurró lo último con un gruñido bajo y ronco, lo suficientemente cerca como para que su aliento acariciara su oído.

{♥︎‿♥︎} 𝕆𝕟𝕖 𝕊𝕙𝕠𝕥𝕤, ᴀʟᴀɴ ʀɪᴄᴋᴍᴀɴ ʏ ᴄᴏᴍᴘᴀɴ̃ɪᴀ {♥︎‿♥︎}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora