𑁍002

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DESEMBARCO DEL REY. 127 d.c⚜️


Aegon entraba por el pasadizo secreto de su habitación entre susurros insultando a su castaña amiga y profundamente ofendido por el desperdicio de vino, hasta qué fue interrumpido por la voz del guardia en su puerta.

— ¡Príncipe Aegon, el príncipe Lucerys Velaryon consulta si puede ingresar! — el platinado solo respondió con un sí, ocupándose en ocultar su capa gris debajo de su cama.—

— Sobrino, a qué se debe tu gloriosa presencia en mis aposentos? — con un tono sarcástico y una sonrisa de medio lado, miró al castaño mientras se servía vino en una copa.—

— Mh, la Reina solicita tu presencia en la cena. —habló algo incómodo el menor, acercándose a paso lento a Aegon quien solo lo veía.— Iba a venir tu abuelo pero me imagine qué...

— No, así esta bien, gracias, Luke. — el mayor no lo dejó terminar su oración, dejando la copa sobre una mesa y tomándolo del antebrazo para comenzar a caminar hasta el comedor real. — Y cuéntame, sobrino, qué tal te están tratando tus lecciones.

Y así, entre conversaciones sin mucho trasfondo, Aegon y Lucerys llegaron finalmente hasta el comedor, donde para sorpresa de Aegon, estaba toda su familia completa, incluyendo a su hermana Rhaenyra.

Notando las miradas de su madre y de su abuelo sobre su nuca, Aegon solo se dedicó a sentarse en completo silencio entre sus hermanos, quedando al frente de Daemon y la Reina, ambos con su vista lanzando dagas hacia el platinado recién llegado.

— Pedí una cena familiar para anunciar personalmente un problema qué me llevó trastornando durante años y no pude solucionar, hasta el día de hoy. — Rhaenyra se levantó de su lugar al lado de la Reina, tomando una postura tensa frente a los miembros de la familia.— Durante esta tarde, charle con mi padre sobre los deseos de ser o no heredera del Trono de Hierro.

Tras esta última frase, todos se vieron entre sí confundidos mientras la mujer soltaba un disimulado suspiro y buscaba fuerzas para continuar.

— Mí padre decidió cumplir mis deseos, tanto de mi adolescencia cómo de mi adultez, y sacarme el derecho de ser la heredera al trono de hierro.

Sin poder evitarlo, todas las miradas se posaron sobre Aegon, quien solo estaba cómo un pez fuera del agua, sin entender aún qué estaba ocurriendo.

— Aún así, el rey no decidió aún quien iba a ser su heredero. —todas las personas pudieron volver a respirar en la sala, exceptuando a uno en particular.— Desconozco cuando será tomada la decisión de el Rey, aunque espero sea pronto.

La cena siguió en un pesado silencio, donde todos deambulaban por sus ideas para poder deducir qué era lo qué pasaría con el reino luego de un cambio de heredero, la mayoría deseando qué Aegon no quede cómo el heredero.

Aunque había una persona que sí lo deseaba, Otto Hightower tenía una sonrisa de suficiencia en el rostro mientras observaba a su nieto, quien tenía la mirada perdida sobre el mantel.

Aegon jugaba con sus propios dedos, sintiendo la mirada de su madre y abuelo sobre él, también la de Daemon, pero pasando de todas ellas y enfocándose en sus pensamientos.

¿Qué pasaría si quedaría cómo heredero? ¿Su padre lo quería cómo heredero? ¿Siquiera alguien querría un príncipe bastardo cómo heredero? ¿Él quería ser heredero?

Todos estos pensamientos salieron abruptamente de su mente cuando sintió cómo si su mente no estaría en su cuerpo, y sus ojos no estaban viendo lo qué él veía.

De un momento a otro su vista se vio nublada por nieve.

Era un bosque qué estaba cubierto de nieve en su totalidad, pero a la lejanía, a penas se podía divisar cuatro pequeños puntos que venían sobre caballos, muy lentamente.

Aegon volvió a la realidad gracias a un codazo por parte de su hermano, el príncipe con un solo ojo se había inquietado al notar cómo el cuerpo del otro platinado se tensaba por completo y sus ojos se veían cubiertos por mechones de cabello.

— ¿Qué carajos te pasó? —preguntó Aemond con el rostro de su hermano entre sus manos, quien tenía la mirada más perdida que antes sin entender qué pasaba.—

— ¿Estas bien, Aegon? ¿Qué ocurrió? — la voz preocupada de Rhaenyra se acercó a él mientras su madre escandalizada llamaba a un maestre.—

— Estoy bien, solo fue...

Las palabras de Aegon se vieron interrumpidas por la bofetada repentina qué su madre dejó sobre su mejilla, sacando exclamaciones por parte de toda la mesa, el platinado por primera vez enfocó su vista sorprendido en su madre quién estaba colérica, nunca le había pegado frente a su familia.

— ¡Vienes tarde luego de estar revolcándote cómo un estúpido con las golfas de cuarta en la calle de seda, y te dignas a comenzar con tus niñerías inútiles en medio de una cena importante?! —La voz gritona de su madre provoco la reacción de todos, Rhaenyra se ubicó frente suyo y Aemond colocó una mano en el hombro de su madre para intentar calmarla mientras qué Heleana tomaba la mano temblorosa de Aegon.— Solo...vete, Aegon, ya deja de ser un problema.

El platinado, bajo la mirada de todos los presentes, apretó fuertemente sus manos en puños, sintiendo sus uñas rasgar su piel para luego salir apresuradamente de la habitación, donde apenas cruzo la puerta logró escuchar la discusión a gritos por parte de su hermana mayor y su madre.

— El cuervo abrió su tercer ojo. —el susurro inconsciente de Heleana sólo fue escuchado por Lucerys y Aemond quienes estaban a su lado y se miraron para tratar de comprender las palabras de la platinada.—


















Fuego Helado (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora