𑁍023

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El viaje hasta la muralla había durado una semana. Para sorpresa de Aegon, el viaje fue divertido y la pasó demasiado bien en compañía de su sobrino y par de amigos, los cuales para su alivio, se llevaban de maravilla.

Aunque el rey era una persona demasiado despistada desde qué tiene memoria, no fue difícil darse cuenta, junto a Jacob, la forma en la qué su sobrino y uno de sus mejores amigos compartían miradas o aprovechaban los horarios de guardia del otro para pasar tiempo juntos. No eran muy buenos disimulando, pero no pensaba decírselo a ninguno de los dos.

Esto provocó infantiles peleas entre Jacob y Aegon contra Luke, el cuál salía a la defensa de Harry cada vez qué ese par hacia sonrojar o avergonzar a su enamorado. Dejando eso de lado, lo pasaron de maravilla.

Un golpe de realidad se produjo en ellos cuando estaban fuerte a las grandes e históricas puertas del Castillo Negro. Detrás de la misma se oían voces graves, de hombres, los cuatro jóvenes se veían entre sí removiendose incómodos e inseguros de cómo iban a ser recibidos por los cuervos, cómo solían llamarles.

Después de lo qué pareció ser una eternidad, las escarchadas puertas se abrieron con un agudo chirrido de fondo. Dos hombres de avanzada edad y muy corpulentos estaban a la cabeza de todo un ejército vestido de negro detrás suyo. Cuando Jacob pudo estirar su cuello y ver más atrás, noto cómo algunas banderas de diferentes e importantes familias se veían en los marcos de las puertas pertenecientes a algunas torres qué allí habían.

— Mí Rey. —Lord Arryn, el tercer hijo de la casa Arryn, fue el primero en saludar hacia el platinado; quien bajaba de su lobo con facilidad, igual qué los otros tres jóvenes.— Es un honor recibirlo en el Castillo Negro.

— Igualmente es un honor para mi ser recibido por ustedes, Mí Lord. —Aegon le proporcionó un apretón de manos a ambos, con una mirada amable hacia los hombres.— El príncipe Lucerys y mis amigos Jacob y Harry me acompañan, espero no haya problema ante su compañía.

— Para nada, Mí Rey. —la grave voz de Lord Mormont se hizo escuchar mientras negaba con su cabeza.— El príncipe Velaryon y cualquier acompañante del Rey son bien recibidos.

Luego de qué el príncipe y los dos jóvenes saluden debidamente a ambos señores y a los soldados, estos se abrieron paso permitiendo qué los recién llegados puedan dirigirse a un oscuro y tétrico salón. No había nadie allí debido a qué todos los hombres estaban entrenando a las afueras, se oían los sonidos de espadas de madera, hombres de paja o risotadas por doquier. Estos mermaron considerablemente cuando la puerta fue cerrada.

Antes de esto, Aegon había mandado a Harry y Jacob para ser escoltados y vestidos así comiencen debidamente con su entrenamiento. Gracias a esto, eran únicamente Lucerys y Aegon quienes estaban sentados en la mesa, teniendo de frente a Lord Mormont y Lord Arryn, ambos con caras serias y sus manos apoyadas en la mesa.

Lucerys se removia incómodo en la mesa, mirando y dedicandoles una sonrisa agradecida al chico qué les servía comida a ambos. Su tío al darse cuenta de esto, posó una de sus manos en su antebrazo, dándole un pequeño apretón qué poco a poco comenzó a hacer efecto en el Velaryon y dejó de mover su pierna constantemente.

— Siempre me imaginé qué mi primera visita en Castillo Negro iba a ser llena de vino norteño y en compañía de un par de prostitutas. —ambos viejos soltaron una carcajada excepto Luke quién sólo rodó sus ojos divertido.— Pero lamentablemente esa no es la situación y estamos aquí tomando vino y comiendo cordero cómo sí en unos cuantos días la muerte no vendrá hacia nosotros.

— El invierno ya llegó, Mí Rey. — lamentó el hombre más viejo, rascando su canosa barba.—

— Lo bueno es qué tenemos dragones y todos los ejércitos de Westeros aquí. —intentó subir el ánimo Luke, obteniendo una sonrisa de su tío y Lord Arryn.—

Fuego Helado (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora