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Con cada paso qué la familia real daba para adentrarse al lado correcto de la muralla, podían oír de manera más clara los gritos victoriosos de todos los hombres y sirvientes qué allí se encontraban. Apenas ingresaron podían ver cómo el vino ya estaba siendo servido y los soldados curados.

Daemon fue el primero en unirse a la celebración junto a Lord Corlys, el cuál estaba mirándolos con una sonrisa desde la distancia. Daeron y Aemond le siguieron, el primero dando palmadas en los hombros de sus sobrinos al darse cuenta de cómo ambos trataban de llorar de la forma más silenciosa posible, uno haciéndolo mejor qué el otro. Alicent y Otto llevaron a rastras a Heleana de allí, alegando qué debía ser revisada por un Maestre de inmediato por sí tenía alguna herida. Baela y Rhaena se alejaron de allí ante una disimulada mirada de su madre, despidiéndose de sus hermanos con un abrazo.

Rhaenyra formó una sonrisa en sus labios, extendiendo sus manos para poder acariciar las mejillas de sus hijos, quitando algunas lagrimas de allí.

— Mis niños. —apesar de qué su vientre estaba bastante abultado, atrajo cómo pudo a sus dos príncipes en un abrazo.— No lloren, estarán bien.

— Pero, madre. —Luke a duras penas y podía hablar, ya qué era interrumpido por hipidos.— Jacob...

— Lo sé, lo sé. —la princesa besó las coronillas de ambos.— Aunque sea algo horrible y desalmado, son las consecuencias de la guerra.

— Sin embargo deseas librar una. — el tono de resentimiento y furia en la voz de su heredero la hizo soltar un suspiro.—

— Sabes qué eso no es cierto.

— ¡¿Entonces por qué no la detienes?! —Jace se dio cuenta de cómo levantó la voz, llamando la atención de algunas personas y sintiéndose arrepentido al ver la mano de su madre sobre su propio vientre y a Luke mirándolo con reproche.— Yo- lo siento, no venía al tema.

— No te preocupes, mí dragón. —Rhaenyra le dedicó una pequeña sonrisa qué hizo sentirlo peor, sin embargo devolvió.— ¿Por qué no mejor van a asearse y descansar un poco? Fue un amanecer largo.

— Prefiero esperar a Aegon.

Lucerys solo salió caminando con la cabeza gacha y su madre le sonrío con disculpa para después dirigirse con su esposo y hermano, los cuales hablaban con algunos señores. A Jacaerys también le tocó hablar con diferentes Lord's qué venían a felicitarlo y desearle un buen viaje, se obligó a sonreír y devolver las huecas palabras.

Los soldados poco a poco comenzaron a dirigirse hasta sus torres, tal vez en busca de comida o una cama, a estos les siguieron sus señores, quienes habían sido invitados a la Torre Sombría para un gran banquete. La Mano del Rey no había hablado en toda la tarde, excepto cuando llamó a Leiah para qué comunique su deseo de qué las piras comiencen a ser construidas en ese instante. Los sirvientes cumplieron de inmediato. De igual forma no habían demasiados cuerpos, pues la mayoría habían quedado en cenizas, eran alrededor de trescientos hombres amontonados en una esquina del lugar.

El príncipe Velaryon no sabía cuánto tiempo había pasado. No había ningún soldado, ningún hombre allí cerca. Su hermano Luke se había acercado para cubrirlo con una manta, no supo en qué momento había comenzado a temblar. Ya era de noche de nuevo cuando la gigante puerta comenzó a abrirse. Harry fue el primero en pasar por ella, caminando rápidamente en dirección a su respectiva Torre, por otro lado Aegon solo se quedó debajo del marco de la puerta con la mirada perdida en la nieve.

Jace se levantó de un solo salto, acercándose al platinado con una mirada preocupada. Cuando el Rey enfocó sus ojos en el castaño qué ya estaba a unos pocos metros de él, la corona qué tenía entre sus dedos se resbaló, cayendo crudamente al suelo mientras era atrapado por los cálidos y fornidos brazos.

Fuego Helado (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora