𑁍035

276 21 0
                                    

Jacaerys sintió su cuello doler de sobremanera apenas estuvo consciente de qué despertó. Parpadeó un par de veces con dificultad gracias a los potentes rayos de sol y una mueca fastidiada decoró sus labios al oír todo el bullicio de la ciudad qué venía desde no sabía dónde. Cuando la mano qué tenía apoyada en su frente bajó hasta su abdomen, sintió las puntas de sus dedos rozar una suave tela.

Abrió sus ojos, enfocando esta vez su vista, cayendo en cuenta de los cabellos esparcidos sobre su regazo y la cabeza de Aegon descansando en el mismo. Inevitablemente sonrío, comenzando a acariciar los platinados cabellos, con demasiada precaución por no despertarlo. Se confundió un poco cuando escuchó un balbuceo, llevando su vista ahora al torso del Targaryen.

Sobre el pecho de Aegon descansaban dos cabelleras conocidas. Thomas y Sophia estaban cada uno a los lados del Rey, abrazando con sus débiles brazos el torso de su amado. Jace cayó en cuenta de qué nunca se habían ido de aquella casa, quedándose finalmente dormidos mientras le relataban a los niños todo lo qué pasó en la muralla, cómo sí fuese un cuento y nada fue real.

Recorrió con su mirada la estancia donde estaba, pudo ver atraves de las finas cortinas cómo la gente se movilizaba en la ciudad. Luego la mesa, habían platos y vasos sin levantar y la puerta de una de las dos habitaciones estaba cerrada. Su atención se enfocó en Sophia, la cuál se había comenzado a despertar, alertando un poco a Aegon, quien frunció sus labios mientras cambiaba de posición su cabeza hacia otro lado.

- Hey, quieta. -murmuró despacio, con la somnolienta mirada de la pequeña sobre él, mientras qué se frotaba un ojo.-

- No soy un perro. -se quejó la chiquilla, cerrando sus ojos de nuevo y acurrucando su rostro en el pecho del Targaryen, mientras Thomas comenzaba a removerse de igual manera.-

- Pero despertarás a Aegon. -le discutió, aunque en realidad el mismo parecía seguir muy metido en su sueño.-

- Qué me importa.

El príncipe la miró ofendido, bufando cuando la niña no tuvo intención alguna de seguir su charla y solo se dignaba a delinear los dragones en el corsé de Aegon. Jace optó por copiar su acción pero él delineaba con delicadeza las facciones de su amado, posando la punta de su dedo más de lo necesario en el extremo de su respingada nariz, la cuál estaba decorada por pecas y un pequeño lunar.

- ¿Jacob se convirtió en esas cosas malas?

Jace levantó su mirada hasta el rostro de Sophia, impactado por su pregunta. Recién allí cayó en cuenta de las ojeras qué tenía, impropias de su edad, acompañadas por sus ojos irritados y sus labios secos, quebrantados.

No respondió al instante a su pregunta ya qué no sabía de qué forma hacerlo exactamente, no era el mejor teniendo tacto en ese tipo de conversaciones.

- No, no lo hizo. Murió luego de qué la batalla termine. -La niña asintió, acurrucandose más en el cuerpo del Targaryen cuando el mismo se removió.-

- Harry nos dijo qué Jacob murió peleando contra un gigante y qué antes de morirse lo mató e impidió la muerte de muchas personas. - Jace sonrío levemente, negando con su cabeza ante las evidentes mentiras qué les dijeron.- Aunque yo no le creo.

- ¿Por qué no le crees?

- Jacob era muy miedoso, no podía atrapar a las ratas y Belén o Camile siempre debían hacerlo por él. - Ambos rieron bajo, Sophia suspirando luego.- Lo extraño mucho.

- Lo sé, yo igual.

- Pensé qué te caía mal. -la castaña se enderezó en su lugar, estirando sus brazos en dirección al techo.-

Fuego Helado (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora