𑁍066

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La cena había sido preparada por Leiah y Thomas, los cuales a la hora de servirla estaban llenos de harina y huevos, sacando risas burlonas de todos. Las pocas sirvientas dothrakis qué estaban a su disposición merodeaban a su alrededor acomodando cualquier cosa fuera de lugar.

— Está rico. — aprobó Lucerys con la boca llena, ganándose un codazo de un asqueado Harry. —

— Ustedes se encargarán de las comidas a partir de hoy. — Jacaerys le sonrío a ambos menores, obteniendo asentimientos a cambio. —

Las charlas triviales inundaron la mesa en cuestión de segundos creando un lindo ambiente, sin embargo Aegon fue distraído cuando una chica le tocó su hombro, susurrando luego en su oído.

— Su Majestad. — el acento extranjero era evidente en la joven la cual se ganó la atención de Sophia desde el otro lado de la mesa. — Tener un carta, Majestad.

Sobre su palma fue depositado un pequeño pergamino con los bordes oscurecidos; le sonrío agradecido y se levantó de la mesa para poder leer aquella carta. No era normal qué el platinado haga aquello por lo tanto obtuvo la atención de la mesa, aunque con una mirada de reojo todos fingieron volver a sus charlas y platos.

"El príncipe Joffrey se mostró convencido cuando le comenté de usted. Está dispuesto a compañía."

Inevitablemente una sonrisa se formó en sus labios. Antes del Asalto, Luke y él se habían encargo de contactarse con espías dentro de la Fortaleza Roja; un fiel sirviente bastardo, amigo de Leiah, había aceptado de inmediato. Lucerys se había encargo de mandar una carta hacia su hermano menor, él no sabía qué contenía dicho pergamino pero sin dudas había funcionado. Volteandose sobre su propios pies, le dio una mirada significativa a su sobrino para qué lo siga camino a su camarote.

Apenas la puerta de roble pintada de negra fue cerrada, el príncipe leyó con rapidez aquellas palabras escritas en tinta roja. Aegon correspondió la mirada satisfecha y emocionada de su menor, alzando su mano en el aire la cual luego fue estampada con la palma del adverso.

— ¡Esto es simplemente espectacular! — los labios en forma de corazón eran mordisqueados con algo de nerviosismo. — Debemos escribir una respuesta de inmediato.

Luego de unos cuantos minutos debatiendo qué decir, finalmente el cuervo había partido con un pergamino atado a unas de sus patas. Suspiros aliviados escaparon de ambos donceles, escuchando con tranquilidad el sonido de las olas chocar con los extremos del barco.

— ¿Deberíamos decirle a Jace? — preguntó con real duda el platinado, sentándose sobre el escritorio. —

— No, aun es muy temprano. — negó de inmediato el Velaryon. — Primero debemos formalizar todo con Joffrey y asegurarnos, ahí le contaremos toda la verdad.

— Nos matará. — en lugar de ser una pregunta fue una afirmación, aún así el de rulos castaños tan solo se alzó de hombros y se paró frente suyo. —

— Intentará. — dijo sin más. —

Se observaron en silencio inmersos en tranquilidad y algo de diversión goteando sobre sus orbes. De manera inconsciente el príncipe había terminado entre las piernas de su Rey, el cuál ya no tenía sus brazos cruzados sobre su pecho sino apoyadas en el borde del escritorio color caoba.

— Siento qué últimamente estamos muy enfrascados con el tema de la guerra y no pude hablar de verdad contigo, no de la manera qué me gustaría. — comenzó a hablar el Targaryen con una voz tan baja qué el menor se tuvo qué acercar un poco para oírlo con claridad. — ¿Cómo te sientes con..todo esto?

Fuego Helado (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora