𑁍059

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Hacía una semana llegaron a Vaes Dothrak y todos se preparaban para el casamiento de su Khal con su nueva Khalessi.

Todos los invitados de la Khalessi habían sido vestidos con ropas y cueros qué representaban la cultura Dothraki.

Aegon había sido obligado a ir a la campaña qué compartía con su esposo, pues no iba a estar presente mientras cambiaban a su hermano. Se veía frente a un espejo, teniendo a una joven acomodando un jubon de cuero sobre su torso. Su esposo estaba igual siendo vestido por unas jóvenes más, aunque se quejaba en voz baja por la picazón qué le generaba aquella piel.

— Su Majestad, deber soportar. — dijo una de las sirvientas, ajustando la prenda en el abdomen del castaño. —

Tragandose su sonrisa divertida, el Rey aceptó una copa de un desconocido vino qué le era ofrecido por Lord Floyd, el cuál acababa de entrar.

— Buenos días, Sus Majestades. — les sonrío, extendiendo otra copa para el Velaryon. — Las vestimentas le quedan bastante agradables.

— Oh, esto es muy rico. — Aegon relamio sus labios, bebiendo de nuevo de su copa. — ¿De donde es?

— Un vino qué saquearon de una de las ciudades vecinas. — tomó las copas vacías y las dejó en una mesa. — ¿Ya están listos?

— Así es, Lord. — respondió Jacaerys, bajándose de la base de madera. — ¿Podría dejarnos solos unos minutos? Iremos allí enseguida.

Aun quedándose solos, el Targaryen no le había devuelto la mirada a su esposo mientras se dirigía a una de las sillas, sentándose y suspirando cansado.

— ¿Podemos hablar? — preguntó en un susurro, obteniendo solo aquellos ojos lilas sobre él. — Aegon, no me hablas hace tres meses. ¿No te parece demasiado?

Comenzó a jugar con su daga de Acero Valiryo, sin darle importancia al joven que se sentaba frente suyo con su espalda tensamente recta.

— Yo fui amenazado de muerte, yo debería estar enojado, no tu.

Al ver cómo la respingada nariz de su amado se frunció de manera inconsciente notó qué no era el hilo correcto de la conversación, jugó con sus dígitos antes de hablar nuevamente.

— Lo siento. — habló en un susurro firme, apoyando dudativo una mano sobre su rodilla; al ver qué no cortaba su mano, siguió hablando. — Tienes razón, me comporte cómo un idiota y reaccioné de mala manera aquella vez. Sé qué puedes hacer lo qué te plazca y demás, pero yo tan solo me preocupo mucho por ti y muchas veces no sé cómo demostrar eso.

La daga dejó de moverse entre los dedos del platinado mientras la mano de su esposo comenzaba a acariciar su muslo.

— Yo te amo demasiado, mucho más de lo qué me gustaría aceptar. — tomó su mano libre, besando aquel anillo qué representaba su unión. — Compartí toda mi vida contigo y no me veo en esta sin ti, estos tres meses sin oír tu voz o sin tener tu cuerpo pegado al mío fue un martirio, Aegon.

"Te lo merecías" el Targaryen debió morder su labio inferior para no hablar, levantándose de la silla y comenzando a caminar fuera de la campaña.

La voz del castaño resonaba detrás de él, aunque no le dio una gran importancia. Al llegar fuera, Harry y Thomas estaban saliendo igual de sus campañas. El niño emocionado se acercó hasta el platinado, abrazando su cintura mientras besaba su mejilla.

— ¡Ya todos están casados! — chilló contento. — Harry, tan solo faltas tu, hermano, cuando será el día?

— Oh, cállate. — golpeó el hombro del niño sonrojado. — Mejor vamos a ver a Camile.

Fuego Helado (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora