𑁍038

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Aegon respiraba profundamente mientras se dirigía a los aposentos de su Mano. Estaba demasiado indignado por su inmadura reacción, no podía creer qué en un día tan lindo y especial el estúpido Velaryon haya decidido qué era buena opción hacer un drama frente a toda la familia, quitando el hecho de qué le avergonzaba, le dolía también.

Aunque en su intento de ser considerado, debía aceptar qué sí Jace hubiese estado en su lugar con alguna otra chica sí le hubiera molestado, por lo tanto se enfocaba en eso para no ir y dejar qué Draconys queme todo su cabello.

Una vez llegó al frente de la enorme puerta retuvo el aire en sus pulmones por unos segundos antes de tocarla fuerte.

- No hay nadie. -rodó sus ojos al oír su estúpida respuesta, volviendo a tocar.- Vuelva después.

Suspiró audiblemente, golpeando con mayor ímpetu su puño en el roble. Retrocedió unos pasos cuando escuchó desde adentro pasos apresurados, esperando con sus brazos cruzados a qué abra.

- ¡Le dije qué vuel- -se silencio automáticamente al verlo, bufando.- Eres tu.

- ¿Esperabas a alguien más?

Sin consultar Aegon empujó al príncipe, adentrándose en los aposentos y dándose vuelta sobre su propio eje para ver al castaño con sus brazos cruzados sobre su pecho.

- No te permití ingresar. -se quejó el Velaryon, cerrando la puerta y acomodando su camisón para dormir.-

- No necesito tu permiso para absolutamente nada, soy el rey. -Jace blanqueo sus ojos, apoyándose en una mesa mientras veía al platinado en el medio de su aposento.- Ahora exijo una explicación.

- El qué debería exigir una explicación aquí soy yo. -se defendió.- No entiendo porqué tu te enojas.

- ¿Por qué me enojo? -preguntó ofendido el Targaryen, riendo irónicamente antes de contestar.- ¡Literalmente obligaste a una niña a montarse en un furioso dragón, después de haberme hecho una gigante escena sin dignarte a escucharme en el mismo día qué le revelamos a nuestra familia de mí embarazo!

Jacaerys sabía qué sí era contando así sonaba mal aunque se obligaba a pensar qué no había sido para tanto.

- Pero tengo mis razones. -se excuso, pasando una mano por sus cabellos.- No es mí culpa qué cada vez qué te vea junto a esa...chica este tan pegada a ti.

- Sí me hubieses escuchado o dicho qué eso te molestaba no reaccionarias así. -Aegon comenzó a calmarse, nunca fue un desconocimiento para él la poca habilidad de comunicación qué poseía el Velaryon.- Solo debías decírmelo, Jacaerys, eso es todo.

- No me digas Jacaerys, siento qué estás molesto. -sonó cómo un niño pequeño sacando una risa por parte del platinado.-

- Estoy molesto. -el castaño se la creyó al ver su rostro tan serio, comenzando a arrepentirse y asustarse en partes iguales.- Muy molesto.

- ¿Muy molesto o muy poco molesto?

- Muy muy molesto.

El Targaryen no pudo mantener su rostro frío un segundo más cuando dibujó una sonrisa en sus labios al recordar cuando tuvieron la misma conversación mucho tiempo atrás cuando Jace había perdido uno de sus anillos.

- Lo siento. -se disculpó el castaño, mirando fijamente al suelo mientras avanzaba avergonzado hasta él.- No fue mí intención, tampoco asustar a Leiah.

- Eres un completo imbécil. -Jace no respondió a su insulto y sólo se dejó abrazar por su prometido, rodeando su cintura y enterrando su nariz en sus cabellos.- Aunque pensaré sí perdonarte o no.

Fuego Helado (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora