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Luke y Harry estaban comiendo un aperitivo entre comidas junto a la tía del primero. Últimamente se había convertido un hábito qué aliviaba la ansiedad del más joven de los Velaryon ante la desaparición de su tío, el Rey.

El último mes había sido todo un caos. Jace y Daeron se pasaban todo el día en reuniones con el consejo gracias a los cuervos qué llegaban por parte de sus aliados, los cuales comunicaban cómo los negros se paseaban por el reino reuniendo un ejército. Cuando Otto Hightower propuso realizar lo mismo, la Mano del Rey se negó inmediatamente.

Su bando había reunido bastantes aliados para el lapso de un mes. Los Hightower estaban completamente de su lado, al igual qué los Lannister y Baratheon, con los cuales costó más negociar, los Strong con su presencia extravagante gracias a Larys Strong. Estaba de más resaltar qué a la Mano del Rey no le cerraba de todo aquel hombre, pero gracias a temas diplomáticos, tuvo qué callar. Algunas otras nuevas casas o con menos renombre cómo; Peake, Roxton, Norcross, Fossoway, Ambrose, Leygood, Redwyne, entre algunas más.

El nuevo consejo se conformó con Jacaerys cómo Mano del Rey, la Reina Madre Alicent Hightower, Sir Criston Cole cómo Lord Comandante de la Guardia Real luego de qué el anterior hombre qué ocupaba ese cargo haya renunciado, siendo respetado plenamente por Jacaerys y luego agradecido por su fidelidad hacia su madre, cosa qué no agradó a ninguno del consejo. Otto Hightower había cambiado su puesto a su propio gusto, anunciándose cómo Consejero de Edictos, Larys Strong era el Consejero de los Rumores y por último Lord Tyrion Lannister, cómo su Consejero Naval. Aunque Jace haya discutido para qué ese puesto sea perteneciente a su hermano, no le fue concebido.

El Velaryon estaba consciente de qué todos los ojos estaban puestos sobre él y su hermano, llamándolos traidores y bastardos cómo nunca antes. También pudo notar en repetidas ocasiones cómo Otto intentaba sobrepasar su poder, dejarlo en segundo plano. Pero gracias a su carácter y el apoyo de su tío Daeron, eso nunca sucedió.

Jace tenía su mejilla apoyada en el dorso de una de sus manos, mirando aburrido la mesa y tratando de seguir el hilo qué estaban teniendo los hombres delante suyo. Imploraba por alguna excusa para largarse de allí. Cosa qué al parecer, los Dioses escucharon.

Todos los presentes en la sala del consejo voltearon sus cabezas alarmados hacia las ventanas cuando se oyeron los gritos de la gente en las calles de Desembarco, acompañados por múltiples aullidos. Jacaerys levantó para mirar emocionado a Daeron, su copero, antes de salir corriendo de esa sala cómo sí pudiese volar.

En medio de su recorrido hasta la puerta de la Fortaleza, se les unió su hermano y cuñado, los cuatro retandose a quien llegaba primero. Por obvias razones, Daeron fue el primero en llegar gracias a sus largas piernas.

Jace paró a unos metros frente la puerta, dándose unos segundos para apoyar sus manos en sus rodillas y recuperar el aire. Tenía decenas de emociones encontradas, ya qué aunque intentó ocultarlas durante todo ese mes, en algún momento iban a explotar. Al principio no se había sentido preocupado por su estúpido platinado, al contrario, sabía qué podía cuidarse demasiado bien, pero cuando Larys Strong dijo qué habían pequeños grupos de hombres qué atacaban a pueblos o aldeas en busca de comida, alegando qué el fin llegaría culpa de la locura de los Targaryen, Jace no pudo evitar imaginar qué ocurriría sí Aegon fuese encontrado, teniendo esa idea carcomiendo su cabeza por semanas.

También estaba enfadado porqué Aegon lo haya dejado a cargo de todo, aunque de igual forma entendía su punto y el porqué de su accionar. Era muy contradictorio hasta para él entenderse. Pero sabía qué el Targaryen no lo había hecho de una forma egoísta, seguramente haya tenido sus razones, se juro escucharlas luego de dormir una buena siesta con su amado en brazos.

Fuego Helado (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora