𑁍019

374 36 3
                                    

Rickon Stark guiaba al Príncipe Lucerys Velaryon y al joven Harry por todo Winterfell, contándoles historias o pequeñas anécdotas de cada lugar por el cual pasaban. Las criptas, caballerías, establos, burdeles, ferias, un tipo de horfanatorio donde se encontraban todos los hijos o hijas bastardos o de las prostitutas de los burdeles.

Lucerys y Harry se encontraban fascinados por las historias contadas por el pequeño Lord Stark, el cuál señalaba entusiasmado a las estatuas de grandes lobos Huargos en cada rincón del pueblo. La historia de Brandon el Constructor fue interrumpida por las grandes y pesadas puertas de Winterfell siendo abiertas de par en par mientras aparecían Aegon y Heleana atravesando la misma, correspondiendo los saludos de los norteños.

El príncipe se acercó a ellos con una gran sonrisa, siendo seguido por los otros dos, una vez se detuvo frente a sus tíos frunció su ceño intrigado por los bultos qué se podían divisar debajo de la pesada capa del Rey.

— ¿Qué llevas allí, tío? —decidió preguntar.—

Aegon no respondió, sin embargo con una gran sonrisa decorando su rostro y con un movimiento de su codo apartó su capa dejando ver qué llevaba en sus brazos. Los tres presentes soltaron un jadeo sorprendidos al observar los dos grandes huevos de dragón qué tenía el rey en sus manos.

— ¡Huevos de Dragón! —exclamó emocionado Rickon, acercándose a verlos.—

Mientras el pequeño Lord acariciaba con algo de miedo la cáscara del huevo, Luke y Harry miraban emocionado al platinado.

— Hace años qué no aparecen huevos de dragón, tío. —comentó el Velaryon, acariciando el huevo color marrón.— Te felicito, esto es un buen augurio.

— Aún así supongo es demasiado raro qué aparezcan en el norte. —dijo Harry observando encantado el gran huevo color azul qué era acariciado por el pequeño Lord.—

— Son mis pequeños huevos de fuego y hielo. —el rey río levemente comenzando a caminar de nuevo dentro del castillo siendo seguido por todos.—

Heleana se quedó detrás charlando con el pequeño Lord mientras su hermano estaba delante de ella con su sobrino y el joven, hablando emocionados por ambos huevos comenzando a pensar nombres para ellos.

A pesar de qué aún no era la hora de la comida, el sol había comenzado a esconderse con mayor rapidez y el frío viento comenzó a recorrer con más fiereza e ímpetu, causando qué poco a poco toda la gente qué se encontraba en las calles empezará a meterse en sus casas en búsqueda de calor. Los príncipes, princesa, Lord y joven no fueron la excepción ya qué aceleraban cada vez más su paso buscando dar por terminada su caminata hasta el castillo, cual se dio por finalizada unos quince minutos después.

Las sirvientas apenas los observaron entrar les ofrecieron capas de pieles limpias y secas para cambiarse ya qué las suyas estaban húmedas por los copos de nieve qué se habían derretido sobre las pieles. Aegon y Rickon fueron los únicos qué se negaron al cambio esperando a los demás qué se cambiasen para pasar al salón donde todos los esperaban para dar por comenzado la comida.

— Harry, diles qué me saltare la comida. —comunico el rey a su amigo, acercándose y dejando un pequeño beso sobre su frente para luego marchar a sus aposentos.—

Aegon caminó con pasos algo apresurados hacia los aposentos qué le asignaron hace unas cuantas horas atrás, no demoró demasiado en llegar ya qué su torre estaba cercana a el salón donde se encontraba comiendo su familia y los Stark. Apenas entró les dijo a las sirvientas qué se encontraban allí preparando su baño qué se marcharán de inmediato; estas le hicieron caso sin más.

Se sacó su pesada capa dejándola sobre el respaldo de una silla, posando con una delicadeza qué no sabía qué poseía a los huevos sobre su colchón, luego comenzó a despojarse de absolutamente todas sus prendas.

Fuego Helado (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora