𑁍003

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DESEMBARCO DEL REY 127 d.c⚜️





El frío calaba por sus huesos, sintiendo cómo hasta la última célula de su cuerpo era congelada, el fuerte viento zumbaba fuertemente en sus oídos, provocando qué una mueca de incomodidad se formará en su rostro.

Los copos de nieve bloqueaban constantemente su vista, sin poder enfocar bien el árbol qué se ubicaba frente a sus ojos, hasta qué los copos de nieve de la nada comenzaron a dejar de ser movidos por el viento y se comenzaron a derretir gracias al potente sol qué se habría en el horizonte. Con pasos temblorosos se acercó al roble blanco qué se mostraba en ese extraño amanecer.

Su pálida mano temblaba con miedo a medida qué se acercaba cada vez más hacia el viejo tronco del árbol, el mismo tenía una especie de rostro en su parte delantera qué simulaba llorar sangre, gracias a la oscura y espesa sabia que caía por los huecos de sus ojos, las grietas qué demostraban la vejes del arbol eran evidentes en ciertas partes.

Aquello qué pareció una eternidad, se terminó en una milésima de segundo cuando su mano tocó el roble, cuando lo hizo, sintió la misma sensación qué la qué experimentó unas noches atrás.

En menos de un minuto, sintió el frío de la muerte establecerse en su pecho y el fuego intentando emerger de su interior.

Frente a sus ojos pasó la canción de hielo y fuego.

Su mano se separó de golpe del frío roble, comenzando a respirar de manera desesperada y soltando un grito asustado al ver a Heleana sentada al lado suyo, sobre su cama, con los rayos del sol emergiendo poco a poco.

— El cuervo vio sus alas. — murmuró lentamente la chica, acariciando el cabello de su hermano quien tenía una mirada perturbada y no regulaba su respiración.—

— Tu..Heleana, eres? —las palabras no salían de sus labios, solo babulceaba incoherencias frente a su hermana quien sonreía con dulzura.—

— Me sorprendió qué fueras tu quien vino a salvarnos, hermano. —lo interrumpió la platinada, tomando sus manos y acariciando las mismas así se tranquilice.—Solo tu sabrás qué hacer, confía en ti y en tus dones, de esa forma absolutamente nadie será capaz de detenerte.

El platinado solo se quedó mudo, sintiendo el beso en su frente por parte de su hermana la cual luego se retiró al mismo tiempo qué los rayos de sol comenzaron golpeaban su rostro.

No entendía absolutamente nada, y dudaba querer hacerlo.

Se levantó aún aturdido de su cama y caminó hasta llegar a su tocador, donde comenzó a cepillarse su cabello mirando su reflejo tratando de asimilar todo lo qué pasó.

No conocía la canción de hielo y fuego antes, una vez por jugar entre los túneles, oyó cómo su hermana mayor se lo mencionaba a Jacaerys, sin embargo no le dio importancia por creer qué se trataba de algún tipo de canción infantil y ya.

Luego se planteó a qué se refería su hermana con cuervo, respecto a eso no tenía ni la más mínima idea, pensaba recurrir a su ayuda o pedirle a su hermano Dareon qué le comparta algunos de sus libros de antigua, aunque dudaba qué lo haga pero lo intentaría.

Dejando sus pensamientos de lado, se levantó de su alcochonada butaca dejando su cepillo a un costado. Ese día no tenía lecciones o algo para hacer, era su día libre y sentía la necesidad de estar con su dragón.

Por lo tanto lo aprovecho, se puso su traje de montar qué, para disgusto de su madre y abuelo, contaba con un pantalon y camiseta de cuero negro, la cuál tenía las típicas escamas de dragón, también se colocó una capa de color rojo con el símbolo Targaryen en su espalda de color negro, ya qué comenzó a hacer frío en Desembarco del rey hace unas cuantas semanas.

Fuego Helado (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora