𑁍013

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— ¿Realmente enfermos mentales cómo ustedes nos gobiernan?

La pregunta retórica de Jacob sacó una risa de todos los presentes, excepto de Jace quien lo miraba ofendido.

Habían pasado unos cuantos minutos de qué toda la catástrofe de la coronación de Aegon se llevará a cabo, quedando solo el rey, los dos príncipes y esos seis jóvenes, quienes insultaban a su amigo en todas las formas qué conocían por hacerlos pasar un mal rato.

— ¿Era necesario tanto drama? —Camile era la más quejosa.— Casi nos pisotean por venir aquí.

— Hacía falta. —levantó sus hombros despreocupado el único platinado, dándose vuelta para poder observar a sus sobrinos.—

Su mirada chocó inevitablemente con Jace, el cuál lo miraba de una forma intensa sin poder disimularlo en su totalidad. Aegon no lo quería admitir, y estaba seguro qué no iba a hacerlo en un momento cercano, pero desde el funeral de Belén el joven rey no lograba sacar a su insípido sobrino de su cabeza, y sorprendentemente, corazón, el cuál latía cómo loco cada vez qué recordaba cada contacto fisico qué surgió entre ellos ese día.

El Velaryon no se encontraba en una situación tan diferente, tenía su mente en un conflicto interno constante, sin lograr acallar las voces qué les decían cosas contradictorias todo el tiempo, una repitiendole qué no era lo correcto mientras qué otra recalcaba qué mientras lo haga sentir bien, estaba bien. Sinceramente no entendía nada, aunque mucho menos podía entender teniendo esa caliente imagen de su tío a unos metros de él.

La burbuja qué crearon de forma inconsciente fue destruida por el carraspeo de Luke, el cuál veía todo incómodo al igual qué el resto de los presentes. Aegon les dio la espalda nuevamente, sin darse cuenta de la mirada fastidiada qué el mayor de los Strong le regalaba a su hermano.

— Pero valió la pena, no es así? —el rey les sonrió burlón.— En fin, ya es hora de-

— Tío, creo qué no nos presentaste. —el platinado fue interrumpido por su sobrino menor qué se acercaba a ellos.—

— Oh, no creo qué sea necesario.

— Yo creo qué sí. —le siguió su hermano mayor, viendo retador al platinado.—

Los ojos violetas chocaron desafiantes, hasta qué un suspiro rendido escapó de los labios del Targaryen y comenzó a hablar.

— Ella es Camile, mí mejor amiga. —señaló a la chica morena, quien los veía desconfiada.—

— Oh, la domadora de dragones. —se burló Jace, sin evitar reírse.—

— ¿Domadora de dragones? —preguntaron confundidos los únicos dos qué no conocían del tema.—

— Larga historia. —murmuró entre dientes la chica, viendo enfada al príncipe.—

— ¿Bien? —Aegon decidió ignorarlo y seguir.— Ella es Susan.

— Es un placer, mis príncipes. —la castaña hizo una profunda reverencia, agachando su cabeza en dirección a Luke provocando qué un pelinegro bufe a su lado.—

— Él es Harry.

— Un gusto. —realizó un escueto asentimiento.—

— Él es-

— No necesito qué me presentes, Aegon.—rodó los ojos ese alto chico.— Yo soy Jacob, no es tan un placer.

— Qué engreídos son los pueblerinos de hoy en día. —murmuró divertido Luke, ganándose una risa de Jace.—

— Y ellos son Thomas y Sophia. —continuo con una sonrisa el rey, mirando a los niños qué hablaban en susurros alejados de ellos.— No son muy sociables pero son niños encantadores.

Fuego Helado (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora