𑁍022

346 27 0
                                    

Lucerys veía callado a Aegon, este estaba sentado en su cama con su blanca mirada fija al frente. Sunfyre rugia a la lejanía, siendo acompañado por los aullidos de los lobos qué merodeaban los  costados de Winterfell. El Velaryon se acercó hasta su tío, tocando su hombro insistentemente logrando luego de unos minutos qué sus ojos vuelvan a la normalidad.

El príncipe frunció su ceño algo confundido al divisar pequeñas lagrimas siendo retenidas en los ojos de su Rey, sintiendo cómo el mismo tomaba su muñeca con algo de fuerza.

— La guerra ya no puede esperar más, debemos irnos.

— ¿Irnos a dónde? —preguntó con algo de miedo, dándose cuenta qué los nudillos de su tío se ponían más pálidos.— Los ejércitos llegaron hace tan solo unos días, necesitan recomponerse.

— Nada me gustaría más qué cada hombre pueda prepararse correctamente para lo qué viene. —Aegon se levantó de la cama, acercándose al caldero con ambos huevos de dragón.— Pero eso será imposible.

— Sí tan solo le damos unos días más.

— Sí le damos unos días más el desconocido vendrá por nosotros mientras dormimos. —Luke se acercó hasta su tío, mirando cómo este acariciaba ambas hervidas esferas.— Nuestros dragones serán de inmensa ayuda, pero debemos resguardarlos aún del frío de la muralla.

— Yo haré lo qué tu me digas, eres mi rey. —aceptó el Velaryon, apoyando su mano en el hombro del más alto.— Sé qué Jace también lo hará, cuenta con nosotros.

— Jace se quedará aquí, necesito qué alguien se quede a representarme ante los Lores. —separó su mirada de las brazas, mirando finalmente a su inquieto sobrino.— Partiremos mañana junto a Harry y Jacob, necesitan entrenarse junto a los soldados.

— ¿No podría Harry quedarse aquí? —Aegon le regaló una pequeña sonrisa a Luke, revolviendo su cabello.—

— No lo pondré en peligro hasta qué no sea necesario, te lo prometo y aparte estarán juntos de igual forma.

El príncipe sintió sus mejillas enrojecerse cuando su tío se rió burlonamente, pegandole luego un débil puñetazo en sus costillas.

— Vale, pero no se lo digas a nadie.

— No hace falta tampoco.

Tras estar un rato más charlando, Aegon decidió salir en busca de su familia para comunicarles su futuro viaje hacia la muralla. Estuvieron veinte minutos haciéndolo hasta qué los encontraron a todos en los patios de entrenamiento, incluso Rhaenyra y Heleana se encontraban allí. Todos se removieron incómodos al verlos llegar, excepto Jace el cuál se acercó a saludarlos con un abrazo a ambos.

— Hasta qué sales de tu habitación. —regañó levemente el Velaryon mayor, acercándose a los demás junto a su tío y hermano.—

— Se podría decir qué estaba algo ocupado.

En una trivial charla, el trío llegó finalmente hasta los demás. Daemon últimamente estuvo entrenando más de lo normal para poder manejar a Hermana Oscura con su único brazo, debía aceptar qué no le iba mal, mientras qué Rhaenyra y Heleana habían insistido en aprender a usar la espada, estas estaban bajo la pupila de Aemond.

— ¿Cómo va su entrenamiento, hermanas? —Heleana fue la única qué le sonrío y contestó a su pregunta con entusiasmo.—

— Bastante bien, Rhaenyra aprende rápido. —la nombrada solo rió levemente, tratando de evitar la mirada de su hermano.— Pero Aemond es un muy buen profesor.

— Me alegra oír eso. —ignorando la mirada de Aemond sobre él, Aegon se acercó más al grupo para poder hablar en voz más baja y no ser oído por los Lores qué caminaban por allí.— Estoy aquí para avisarle qué Luke y yo partiremos a la muralla mañana.

Fuego Helado (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora