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DESEMBARCO DEL REY 127 d.c⚜️





Ya eran las cuatro de la tarde cuando Aegon volvía a la Fortaleza Roja, jugando con su daga balanceandola de un lado a otro.

Su daga fue un regalo de su padre para su décimo quinto onomástico, era de acero valiryo con rubíes incrustados, el mango estaba bañado en plata y con pequeños diamantes formaba el logo de la casa Targaryen en el extremo de este.

El platinado cantaba una canción qué le cantaba Rhaenyra cuando era pequeño, la cuál era en alto valiryo mientras caminaba de forma despreocupada, tambaleándose entre los pasillos.

— ¡Jacaerys, creo qué tenemos un tema pendiente! — los gritos del borracho príncipe se hacía escuchar por todo el pasillo.— ¡Aparece, estúpido Strong! ¡No seas cobarde! — se silencio al divisar tres sombras provenientes del Salón, sonriendo al reconocerlas.—

— Hermano. — habló la única mujer en la sala, saludando con un asentimiento al recién llegado y empujando con su codo a su hijo para qué de un paso adelante.—

— Creo qué me debes algo, sobrinito. —habló burlón el platinado, tomando su daga y pasándola por las puntas de los cabellos del castaño, quien se tenso al igual qué los otros dos presentes.— Pero no soy tan mala persona, por lo tanto, tu deberás cortar mi cabello, pero cuidado, un buen corte.

— Primero, no sé cortar el cabello y segundo, estuve estudiando toda la puta tarde para poder pedirte disculpas en alto valiryo así qué no pienso ir contigo. —con un manotazo retiró la mano de su tío, quien rió divertido y se testabillo, siendo sostenido por Lucerys quien veía todo callado.—

— Lamento decirte qué no estás en condición de pedir o negar absolutamente nada. — Aegon se compuso, llegando hasta Rhaenyra y dejando un beso en su mejilla en modo de saludo.— Luke, deberías ir con Arrax, se nota qué te extraña.

— ¿Qué?

Rhaenyra y Lucerys se quedaron confundidos mientras veían a un divertido Aegon arrastrar a Jacaerys quien se quejaba y le rogaba a su madre qué lo rescate.

























Aegon se encontraba jugueteando con un caballo de madera mientras qué Jacaerys peinaba de mala gana su cabello, cuando terminó de hacerlo se quedó quieto unos segundos llamando la atención del platinado.

— ¿Qué hago? —preguntó el castaño, con la mirada perdida en las hebras ajenas.—

— Pues tomas unas tijeras y cortas. —le extendió unas tijeras y el menor las tomó algo dudoso, comenzando a tomar uno de sus mechones entre su dedo índice y corazón.—

— ¿Cuanto corto?

— Lo qué este quemado, ni más, ni menos.—lo amenazó con el cepillo con el qué anteriormente el contrario peinó sus cabellos.—

El Velaryon tras un asentimiento comenzó a cortar unos dos centímetros del cabello de su tío, procurando no pasarse y qué todos los mechones queden parejos. Después de estar unos veinte minutos más de esa manera, dejó la tijera a un lado y tocó el hombro de su tío quien tenía la cabeza gacha.

A pesar de qué lo tocó repetidas veces más he intentó sacudirlo, no pudo hacer qué el contrario levante su cabeza, tras esto, enojado porqué creía qué el contrario no le hacía caso, se puso delante de él y levantó su rostro con un brusco golpe en su mentón.

Soltó un grito ahogado al ver los ojos de su tío completamente blancos, aterrorizado se alejó torpe y rápidamente del cuerpo del mayor.

— Ay se murió, se murió, se murió, se murió. — repetía muchas veces hasta qué la cabeza del contrario volvió a caer y soltó un grito saliendo corriendo hacia el pasillo gritando "mate a mi tío."—

— ¿Qué pasa, Jace? —preguntó una confundida Heleana de ver a su querido sobrino tan asustado, abriendo los ojos sorprendida cuando el chico tomó sus manos asustado.—

— C-creo qué mate a tu hermano, no el útil, el otro. — Jace tironeaba a su tía hasta el cuarto de Aegon para qué lo ayude, mientras Heleana reía divertida tras él.—

Cuando llegó a la habitación, Aegon simplemente se veía frente al espejo tocando y acomodando su cabello, el cuál ahora le llegaba a la mitad de la oreja, con una sonrisa volteó a ver a su hermana y a su sobrino el cual veía horrorizado la escena.

— Tu- ¿Qué? Blancos...ojos, muerto. —el menor decía incoherencias provocando un ceño fruncido en el otro hombre de la habitación y qué su tía acune sus mejillas.—

— Creo qué deberías descansar, Jace, estudiar tanto alto valiryo ya te afectó. — la platinada dejó un beso en la frente de su sobrino mientras se escuchaba de fondo la carcajada de su hermano, para luego salir de la habitación.—

— ¿Por qué tanto escándalo, sobrino? —preguntó interesado el príncipe, levantándose de su butaca y acercándose al castaño quien retrocedió asustado.—

— N-no- no me toques, tu estas muerto. —extendió una mano frente a él tratando de que su tío se aleje, sin embargo no lo consiguió y este se seguía acercando con una sonrisa burlona.—

— ¿Entonces dices qué soy un fantasma?

Antes de qué alguno de los dos pudieran seguir con sus palabras, los gritos de los habitantes de Desembarco de Rey se hicieron escuchar mientras Aegon soltaba un cansado suspiro.

















Fuego Helado (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora