𑁍070

134 11 0
                                    




Cómo anteriormente habían arreglado con su madre, Joffrey tuvo qué tomar el título de Príncipe Regente mientras la monarca se recuperaba de la presunta perdida de sus hijos. No había sido un trabajo fácil, pues todo era un completo caos y los señores del consejo no eran de ninguna ayuda, mucho menos su hermano menor qué se comportaba muy insistente con alejar a Aemond cómo mano de la Reina.

La palabrería de Lord Celtigar fue interrumpida cuando las puertas del salón fueron abiertas y una cabellera platinada pasó por allí.

— El Príncipe Aegon Targaryen.

El de ojos púrpura tan solo sonrío cómo saludo a los demás presentes qué lo veían curiosos, mientras qué Joffrey usaba toda su fuerza de voluntad para no rodar sus ojos.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó con la voz más baja qué pudo, observando mal al joven. —

— Me pediste ser tu coopero, hermano. ¿No lo recuerdas?  — respondió con voz delicada y suave, sirviendo vino en una copa frente suyo. — Pueden continuar.

El castaño suspiró cansino y le hizo una seña al señor en el otro extremo de la mesa, restandole importancia al Targaryen qué revoloteaba por la sala.

— Cómo le decía, Su Majestad. — continuó Lord Celtigar. — El banco de Hierro no está dispuesto a entregarnos más dinero, sí es qué no cubrimos nuestras deudas anteriores. No podemos solventar los gastos del torneo para el futuro vástago de Lady Baela.

— En eso estoy de acuerdo. — Aemond asintió, jugando con la esfera sobre la mesa. — Sí bien se trata de mí hijo, no es una prioridad ahora mismo.

— Está bien, aquel torneo no será realizado. — aceptó sin problemas el castaño, jugando con una pluma. — ¿Algo más?

— La corona se encuentra en una situación muy vulnerable. — tomó la palabra Torrhen Manderly. — Los vasallos y antiguos banderizos de los Hightower y Lannister buscan atentar contra la familia real ahora qué nuestra Majestad está en un estado delicado.

— ¿A donde pretende llegar, mí Lord? — consultó curioso el Velaryon. —

— Creo qué...nuevas uniones se deberían realizar, mí príncipe. — asintió convencido de lo qué hablaba. — Se podrían sacar muchos provechos de ellas.

— ¿Qué uniones tiene en mente, Torrhen? — Joffrey estaba igual de atento qué Aegon a su lado, mirando fijo al hombre. —

— Sir Addam Velaryon es un excelente joven, Su Gracia. — todos agudizaron sus oídos, expectantes. — La sucesión de Driftmark fue una constante pelea tras la muerte del príncipe Lucerys, sin embargo, creo qué sería mucho más justo para Lady Rhaena qué sea comprometida con Sir Addam. Ambos son jinetes de dragón y la casa Velaryon se verá innegablemente fortalecida.

— Estoy casi seguro qué Lady Rhaena apreciaría sí la toman en cuenta para definir la sucesión, Príncipe. — el hermano de Torrhen coincidió con el mismo, observando al castaño. — Y las reservas de la Casa Velaryon están casi intactas, nos vendrían de mucha ayuda.

— Sería una jugada muy estratégica, sobrino. — Joffrey ahora miró a su tío, asintiendo lentamente. —

— Me parece una propuesta muy acertada, Lord Manderly. — sonrío gentil hacia el hombre. — Sin duda le comentaré a mí madre sobre ella. Pero ahora desgraciadamente debemos pensar en uniones más directas a la corona, cómo mis hermanos y yo, por ejemplo. Ser príncipe Regente y no estar comprometido es casi inaceptable.

— ¿Tiene a alguien en mente, príncipe? — consultó con voz ausente Lady Mysaria, sus ojos desapareciendo detrás del gorro de su capa. —

— Yo...— su mirada se dirigió a su hermano por unos segundos, quien levantó una ceja en su dirección y le hizo una disimulada seña con sus manos. — Lord Cregan tiene un hijo pequeño, Rickon, de la misma edad qué Viserys. Sí mí hermano presenta su condición cómo doncel, sería demasiado conveniente.

Fuego Helado (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora