32- Un Proyecto con Sorpresas

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—Acusado, ¿Sabe cuales son sus derechos? —interrogó Gil.

—Sí —asintió Jason.

—¿Tiene alguna duda?

—No.

Bien, al menos Gil había aprendido sus líneas. No estábamos del todo perdidos. Gil estaba erguido, interpretando su papel como si su vida dependiera de ello. A su lado nos encontrábamos Seamus y yo; ninguno le dirigía la mirada al otro. Y, como a ocho metros de distancia, se encontraba Jason, atrás de un estrado que la profesora se había esforzado en encontrar.

—Dadas las condiciones, para llevar a cabo la presente audiencia, le cedo la voz a usted, fiscal, para que presente su... —lo dejé de escuchar en este instante.

Y, al parecer, Gil también era el fiscal. Multi tareas.

—Señor Juez, le presento el caso del homicidio de Antonela Hooke, la difunta hija del presente acusado, Jason Hooke, y de la demandante, Kaili Rae. Los agentes llegaron al perímetro, llegaron al hogar de la pareja, donde en la entrada de la casa se encontró un cuerpo sin vida. A dos metros lejos del cuerpo, se encontró un cuchillo de aproximadamente 15cm... —y siguió hablando.

¿Cómo había aprendido tanto? Mi pregunta fue respondida al encontrar un papel con su diálogo, cubierto con una carpeta negra.

—Defensa, su turno.

Jason actuó como su propio abogado, dado que nuestro equipo se limitaba con nosotros cuatro.

—Gracias, su señoría... —inició hablando Jason—. El día de hoy, Jason Hooke, mi cliente, se encuentra dispuesto ante el tribunal a contar todo lo que se le pida, sin embargo, él no narra los hechos de la misma manera de la fiscalía, ya que él se encontraba trabajando en su oficina a la hora en que los oficiales encontraron al cuerpo sin vida de Antonela Hooke.

—Procederemos al desahogo de los... —tanta charla me causaba dolor de cabeza—. Abogado, ¿A quién llama usted como su testigo?

—Pasa al estrado Kaili Rae.

Mi mente se quedó en blanco.

—¿Eh? —emití, confusa.

—Kaili Rae, ¿Podría acercarse al estrado? —repitió Jason, con una sonrisa triunfante.

Lo miré con asco, repulsión, y me limité a acercarme al estrado en el que Jason estaba.

Gil dijo unas cuantas palabras más que ni siquiera me interesaron escuchar.

—¿Usted sabe por qué se encuentra aquí? —me preguntó el rubio.

—No —le respondí, hostil.

Sin embargo, eso no pareció afectarle a Jason, su sonrisa se ensanchaba más y más.

—Usted es la esposa de Jason Hooke, el acusado.

—Ojalá no lo fuera.

El salón soltó pequeñas carcajadas. La profesora los mandó a callar a todos. Jason se mordió el labio, divertido, y caminó de un lado al otro por todo el salón, sin despegar sus ojos de los míos, como un depredador cazando a su presa.

—¿Qué presenció usted?

—Sangre, mucha sangre.

Y otra vez, risas. Pude notar que algunas personas comenzaron a encender sus teléfonos y a grabarnos.

—Compórtense —pidió la profesora hacia todo el salón. Fijó nuestra atención sobre nosotros—. Continúen.

—Según sus registros en la Central de Salud de la Ciudad... —inventó con los ojos llenos de brillo y maldad—. Usted fue internada en el Psiquiátrico hace dos años por ser diagnosticada con Esquizofrenia. ¿Es eso verdad?

WishGuyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora