44- Sentir

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44- SENTIR

(POV - Ariana Grande)

—Dime la verdad —dije, con el corazón en la garganta.

Tatiana me vio con confusión.

—¿Sobre qué, cariño?

¿Cómo me veía con esa simpatía? Sabiendo lo que creía que sabía, ¿cómo podía dormir sin contármelo?

—¿Mi hermano está muerto? —se me apagó la voz.

Hubo un gran silencio de parte de todos. Sentí tensión en el ambiente a medida que mi pregunta se acentuaba más en el aire.

Mientras su mirada se desviaba hacia Phillip, mis ojos se cristalizaban aún más.

—¿Qué...? —suspiré, negando con la cabeza.

Miró hacia el pasillo. Sabía que buscaba la ayuda de una tercera persona.

—Seamus está en el baño, por eso vine contigo.

Ella pareció no tener otro remedio más que la verdad, pero yo sinceramente prefería una mentira en esos momentos antes que la crueldad de la realidad.

—¿Desde cuándo está muerto? —jadeé, asustada por escuchar lo que tenía por decir.

—¿Muerto? —una tercera voz se unió a mis espaldas. Me giré justo cuando Seamus caminaba hacia nosotras con el ceño fruncido—. ¿De qué están hablando?

—De su hermano, Eric —contestó Tatiana con un hilillo de voz.

—¿Cómo estará muerto si ayer hablaste con él, Tatiana? —dijo.

—¿Lo hizo? —cuestioné.

—Claro. Yo estuve allí cuando hablaron con él. Incluso le dijo que le saludaran a su pulga, ¿verdad, mamá?

Miré a la rubia, en busca de respuestas. Ella quedó anonadada. ¿Estaba mintiendo?

Ella balbuceó la palabra "mamá" con sorpresa. Entendí que su estupefacción era debido al uso de ese apodo. Solo dos veces he escuchado decirle Seamus a su madre así.

Recapitulando lo sucedido, Seamus había mencionado mi apodo, pulga. Sólo Eric me llamaba así. Así que no estaba mintiendo.

Sin embargo, necesitaba una segunda opinión. Miré a la rubia, expectante.

—Eh... sí, claro. ¿Por qué creíste que Eric estaba muerto, corazón? —dijo con su tono de voz meloso.

Sentí un alivio en mi pecho. Pero necesitaba otra opinión. Me giré hacia Phillip, quien fingió estar mirando su periódico en cuanto se dio cuenta de que yo buscaba hablar con él.

—Vamos, Li, ¿por qué te mentiríamos con algo así? —insistió Seamus.

—P-pero... el mensaje...

—No sé de cuál mensaje me estás hablando, pero lo que sí sé es que yo no puedo hablar con los muertos.

Algo estaba mal, algo me decía que me estaba mintiendo, pero no quería aceptarlo.

—No... él...

—Mejor subamos a mi cuarto y... —en cuanto Tatiana lo miró con advertencia, carraspeó—. Digo... a nuestros respectivos cuartos, y descansamos un poco. Hoy ha sido un día muy largo.

Él me ofreció su mano. Yo la miré, dubitativa.

No estaba bien. Algo más había dentro de mí que me hacía sentir incómoda.

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