15~ Lágrimas

116 8 13
                                        

Despertar con un brazo arropando mi torso nunca se sentiría tan maravilloso si no le perteneciera al castaño a mi lado.

Me di media vuelta con cuidado de no despertarlo para mirarlo y entender que no era un sueño. Lucía pacífico, como si esto era lo único que le faltaba para dormir en paz. Apoyé mi mejilla sobre su otro brazo, complacida de tenerlo cerca de mí. Mi mirada pareció pesarle en la consciencia. Entreabrió sus ojos un poco, somnoliento.

—Buenos días —dije.

Comenzó a parpadear de forma pesada. Luego de luchar con su sueño, se las apañó para acercarse a mí y plantarme un beso en mis labios.

—¿En qué clase de sueño me encuentro? —preguntó con la voz ronca de recién despertado.

—En el sueño donde me tengo que levantar porque tengo que ir a trabajar.

Él me gruñó con pesadez y apretó su agarre para mantenerme estática.

—Que dejen de joder. Apenas es el primer día del año.

—Lastimosamente, hay personas que son pobres como yo y necesitan dinero.

—Afortunadamente, te reconciliaste con un chico con dinero como yo que puede darte el lujo de faltar al trabajo.

—No pienso aprovecharme de eso.

—A mi me gusta que lo hagas. Aprovéchate de mí, Rae... Hazlo —su voz pícara me hizo sonrojar.

—Eres un pervertido.

—Me aguanté muchos años este tipo de comentarios. Espero un poco de empatía por lo menos.

Ignoré su comentario y me levanté de su cama.

—Si seguiremos así, estaré pensando en alquilar tu habitación a alguien más.

—Así tengo una excusa para quedarme en tu habitación todo el rato. Me encanta la idea. Ve buscando nuevos inquilinos.

Rodeé los ojos mientras me colocaba mi camiseta que accidentalmente se me había quitado de encima, je, je, je.

Estaba agotada. No quería ir a trabajar. La idea de manejar hacia allá me irritó.

—¿Quieres que te lleve? —me preguntó como si leyera mis pensamientos.

—¿No tienes nada que hacer hoy?

—Solo una reunión con mi equipo, pero de resto estoy libre toda la tarde.

—¿Y el Hockey?

—No inicia hasta la próxima semana.

—Vale, entonces te usaré de chófer.

—Bien. Ahora que aclaramos nuestros planes de hoy... —palmeó la cama—. Ven un rato.

—Tengo que ducharme.

—Lo haces después.

—Pero.... —me dejó a media palabra en la boca. Tomó mis muñecas y me empujó hacia la cama—. Tonto.

—No hay necesidad de insultar, señorita Rae.

—Lo hay si haces que me despidan —señalé.

—Trabajas por la tarde, ¿no tienes tiempo de sobra?

—Quería preparar el desayuno.

—Yo pido desayuno. Resuelto. Ahora, ven aquí.

La tentación me mató. Me acosté encima de él y dejé mi cabeza reposando sobre su pecho. Él comenzó a acariciar mi pelo con sus dedos, pacífico.

WishGuyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora