WishGuy

40- Seguir mi honor: Parte 2

—¿Es oficial? ¿Ustedes están juntos? —Thomas me preguntó.

—No, no lo estamos, y no vengo a hablar de mi relación con Seamus.

El café que había pedido me llegó en cuestión de segundos.

—Lo sé —suspiró y se acomodó en su asiento—. ¿Por dónde quieres empezar?

—Desde que entraste a la escuela de Seamus.

—Desde la peor parte. Genial —hizo una pausa, acariciando el arco de su nariz—. A los quince años me mudé a un pueblo que queda a tres horas de acá. Se llamaba Selbit. Esa escuela era... catastrófica. Mis padres querían que estuviera en un ambiente más cómodo, pues esta se encontraba entre las residencias más bellas y de alto costo de ese pueblo. Lo que ninguno de nosotros tuvo en mente fue que esa escuela era un infierno.

Sonrió un poco de su café, repiqueteando sus dedos en la taza.

—Tenía sólo quince años cuando todos me insistían con hacer cosas que yo no quería. No tenía amigos ni nadie que me acompañara. Estaba solo. No soporté estarlo, así que acepté entrar a ese mundo. Lo que sucede con eso es que, una vez entras, es casi imposible salir. Los de años mayores eran los peores. Entonces, conocí a mi primer amigo.

»Su nombre era Trey. Era un chico bastante carismático y con mucho sentido del humor. Lo llevaba conociendo hace menos de tres meses y ya sentía que él era mi mejor amigo. Salíamos, nos quedábamos en la casa del otro... incluso le conté de mi pequeño flechazo por su hermana mayor. Él siempre intentaba decirme que dejara de hacer las cosas por presión, pero yo nunca lo escuché. Debí haberlo escuchado.

Cerró los ojos y sorbió su nariz. No me gustaba a donde iba esto.

—Lo siguiente que supe fue que se suicidó.

Abrí los ojos en par, anonadada. ¿Él se quitó la vida? No podía creerlo, ni siquiera quería imaginar el dolor que había sentidoThomas después.

—Los primeros días después de eso fueron duros. No comía, no bebía agua, sólo me quedaba en mi habitación, solo. Hasta que conocí a Seamus. A primera vista vi que era un simple chico un año y medio mayor que estudiaba en mi clase. Él me introdujo a ese mundo otra vez. Era la cabeza de todo; el que organizaba las fiestas, el chico que había estado con más chicas de nuestro salón, el chico que fumaba, bebía... Quería ser como él, Kaili. Lo anhelaba tanto que la admiración fue reemplazada por rabia.

»Necesitaba su vida fuera como fuera y teniéndolo en esa escuela jamás lograría ese objetivo. Supongo que él te contó lo que hice... y yo... yo me arrepiento de eso cada día de mi vida. No soporto verme al espejo sabiendo lo que hice, pero todo fue por presión. Nada más.

—Seamus fue expulsado por meses —le recordé entre dientes.

—Lo sé lo sé, pero en mi defensa él también hacía todo lo que yo... ¡Incluso más!

—Eso no era problema tuyo. Tu fuiste el pillado, no él.

—Tarde o temprano lo iban a descubrir.

—¿Y te enorgullece haberlo adelantado?

—¡No! ¡Claro que no! —se exasperó—. No puedo remediar lo que hice en el pasado, pero puedo compensarlos ahora.

No comprendía su punto. Me fijé en sus dedos jugueteando entre sí, impacientes, y su lengua relamiendo sus labios una y otra vez, de forma frenética.

—¿Cómo?

—Quiero hacer las cosas bien esta vez, así que veo muy justo que te cuente algo de Jason y su familia.