PENÚLTIMO CAPÍTULO
—No iré a California.
—¿Qué? ¿Por qué no? —preguntó Hudson, desconcertado.
—No me siento preparada.
Era cierto. En el camino de vuelta a casa lo supe. Anhelaba tanto lo que tenía que todavía no era capaz de dejarlo ir. Ahora, con mis padres planeando regresar luego de ordenar todo en Canadá, mucho menos quería separarme de ellos. Simplemente, no me sentía lista. Quería un momento más con ellos.
Decidí perdonar a Seamus y cumplir la promesa de Tatiana. Le daré una oportunidad de hablar, solamente que él no estaba enterado de que yo sabía del video. Hablé con Tatiana cuando llegamos, y lo único que dijo fue que le diera a Seamus un poco de tiempo para explicarse, y que ella le diría toda la verdad. Toda.
Por eso, mi corazón fue el que tomó la decisión por primera vez en mi vida. Estaba cansada de mi impulsividad y malos actos hacia personas que no han sido más que bondadosas conmigo.
—Respeto tu decisión, Kai, pero, ¿no crees que te vas a arrepentir luego? —cuestionó el pelinegro.
—Siempre tendré la oportunidad de ir después de graduarme. Quiero ordenar mi vida primero antes de comenzar una nueva. Para eso necesito tiempo, mucho tiempo. Ya decidiré qué hacer cuando me gradúe.
—Si eso es lo que quieres...
—Lo que quiero es que no le digas a nadie que te conté sobre el video de Seamus. Por favor.
Necesitaba contárselo a Hudson. Igualmente ese video se haría público muy pronto, si es ya no lo está.
Alguien tocó la corneta de su auto tan fuerte que me hizo sobresaltar y girarme. Seamus bajó la ventana con una sonrisa radiante.
—Mi transporte llegó —le dije a Hudson, quien tuvo intenciones de acercársele a Seamus—. Menos mal que me voy antes de que tu mamá llegue.
—Habría sido divertido —se encogió de hombros.
—Habría sido catastrófico —corregí, abriendo la compuerta del copiloto.
—Si tienes planes de esparcir otra de mis abuelas por el suelo...
—¡Fue una vez! —rodeé los ojos, cerrando la compuerta con enojo.
—¿Abuelas? —me preguntó Seamus, luego de plantar un beso en mis labios.
—Es una larga historia... —dije.
—Rompió un jarrón donde estaban las cenizas de mi abuela.
—No hacía falta que le explicaras —lo miré con resentimiento.
—Nuestro querido marcito merecía saber.
—Hudson... —suspiré.
—¿Marcito?
—Sí, marcito... porque Sea en español es mar... —hablaba con una sonrisa gigante.
—Es un chiste que se inventó Ricky para molestarte —interrumpí.
Hudson cerró su boca y me miró con desprecio, como si fuese su mayor enemiga.
—Siempre le quitas lo divertido a todo —se cruzó de hombros.
—Es verdad —asintió el castaño.
Lo miré, indignada.
—¿Disculpa?
Hubo un gran silencio. Miré, de reojo, a Seamus, que me sonrió como angelito.
—Cariño, te adoro, pero puede que algunas veces le quites la diversión a las cosas —bromeó, encogiéndose de hombros.
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WishGuy
RomanceLa música lo era todo para mí. La melodía que inundaba mis oídos al estar con él era inefable. Debía alejarme de él, lo sabía, pero la mezcla de sonidos que él creaba me prohibían estar lejos de su música. "Su música" Sabía que no todo en la vida...