1~ ¿Esperanza?

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"Para aquellos como Kaili que, a pesar de que la vida los hace tropezar y no los deja levantarse, luchan por conseguirlo"

1~ ¿ESPERANZA?

KAILI

Hasta que tus ojos encuentren los míos—cantó en un susurro, pegando sus labios al micrófono condensador, un Neumann u87.

Me giré hacia el ingeniero de audio, quien se fue separando lentamente de su mezclador de sonido, hasta presionar el botón para terminar la pista.

—¡Lo tenemos! —festejó con las manos en el aire, acercándose a mí con alegría.

Me levanté de mi cómodo sillón y así darle un abrazo para cuando él ya me había tomado de la cintura y alzado por los aires.

—¡Bájame! —le pedí, entre risas.

Él hizo lo pedido. El pelirrojo esbozó una tierna sonrisa que me hizo sonreír igualmente. Sus ojos miel eran tan lindos, tan inocentes. Él se acercó a mí, con su respiración agitada.

—¿Lo tenemos? —preguntó aquella chica que estaba dentro de la sala de grabación, puesto que no podía escucharnos.

Su voz nos obligó a separarnos. Él carraspeó la garganta y miró a Hanna, nuestra cantante. Se acercó al tablero y, tras presionar un botón, alzó el pulgar arriba y le notificó que todo había salido perfecto.

Al pelirrojo lo conocí en la universidad, en clase de ingeniería eléctrica. Nos tocó hacer un proyecto juntos y de ahí surgió nuestra amistad. Además, él fue quien me recomendó en este trabajo. Le debía todo. Era un chico muy dulce como la miel, pero asustadizo como niña de diez años. Sus nervios actuaban por él muchas veces.

Amaba vivir de esto, de la música, componiendo para otros, aunque siempre me ha gustado componer para mí misma. La vida era muy distinta a como la pinté cuando tenía dieciocho años. Qué ingenua. Si ella viera que tengo una sala de grabación al frente de mí y yo no pertenecía a ella, estallaría, pero yo no haría tal cosa. Estaba completamente feliz sirviendo desde aquí, la sala de control y mi sillón.

—¡Qué agotador! Muchas gracias, sin ustedes no podría haberlo hecho —Hanna nos sonrió y nos abrazó a ambos al mismo tiempo.

—Estamos siempre a la orden —respondió el pelirrojo.

—Menos mal que los arreglos estuvieron listos. Ya mis fans saben que en unos días estaré subiendo mi nuevo álbum. Llevo muchísimo tiempo sin darle algo a mis fans. Junto con mi equipo, analizamos los números y concluimos que nos vendría mejor si esperan poco por mi álbum antes que mi nombre sea olvidado.

Era verdad. Hanna era una rubia joven de veinte años que había explotado en la industria musical hace ya dos años. Yo era una de sus compositoras principales, dado que nos conocimos en la universidad y fuimos buenas amigas desde entonces. Ella confía en mí y yo no puedo defraudarla.

Extraño tener veinte años, es una edad donde aún sigues siendo considerada adolescente y tienes permitido equivocarte. Yo me equivocaba mucho, bastante. Ahora, cualquier error podría costarme mi trabajo, mi vida, todo.

Mientras Hanna recogía sus cosas y llamaba a sus agentes, el pelirrojo cerraba el programa y yo cerraba el estudio.

—Estoy agotado —suspiró el pelirrojo, recostándose sobre su silla.

—Levántate, tenemos que irnos. No creo que a Julián le guste la idea de dormir aquí.

—Algún día tendré mi propio estudio, así no tendré que preocuparme por imbéciles como él.

WishGuyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora