2~ Nuevo lugar, mismo corazón

265 13 44
                                    

"Para aquellos como Seamus que tratan de sanar heridas que no son
suyas"

2~ NUEVO LUGAR, MISMO CORAZÓN

SEAMUS

Desperté con el peor dolor de cabeza posible. ¿Qué horas son? ¿Por qué siento que mi cuerpo fue revolcado cinco veces por un tractor? Estrujé mis ojos, recuperando mi visión.

En cuanto me quité la manta, lo recordé. Habían unos cuantos hematomas por mi abdomen y mis piernas gracias a los malditos salvajes del otro equipo, que no pueden aceptar que ayer era mi noche y mi momento de despedirme de mi equipo. Igualmente, miraba a aquellos dos jugadores penalizados, por hacerme tropezar y lastimarme una y otra vez, estar en el banco, esperando a que ningún otro imbécil de su equipo sea penalizado también y les marquen aún más tiempo en banca.

Pocas veces he visto un Penalty Kill en uno de mis juegos, pero ayer, en mi último juego, lo presencié. No sucede tan seguido, por eso les agradecí en cuanto volvieron a la pista. Supongo que no es muy común que un hombre de veintitrés años esté en una liga profesional con ellos.

Salí a duras cuestas de mi habitación, evitando a la señora de limpieza que siempre entraba a limpiar en cuanto yo salía. Algún día me voy a deshacer de ella, de los malditos reporteros, de mi agente y de ella.

Me acerqué al sofá, donde aquella rubia babeaba mi alfombra, y le arranqué la manta que la cubría de forma abrupta.

Ella despertó, alarmada, como si hubiese un asesino serial en casa.

«Ojalá lo hubiera. Así me mata a mí o a ella. Ambas opciones son tentadoras»

—¿Qué mierda, Seamus? —espetó con furia, levantándose con su gran resplandor de cada mañana—. ¿Por qué tienes que levantarme de esa forma? ¿Te dejaron caer cuando niño? O ¿por qué estás tan idiota?

—Como siempre en bragas... —comenté, negando con la cabeza al verla semi desnuda en mi sofá.

—Sí, ¿y qué? ¿Tienes algún problema? Porque a mí nunca me ha molestado tener que discutir en la mañana.

A mí sí, y mucho.

—Se nos va a hacer tarde —le dije, dándole la espalda para buscar mi café matutino.

Ella se dará cuenta de a lo que me refiero en tres... dos... uno...

—¡Carajo! ¡El avión! —exclamó.

—Un: "Gracias, Seamus, por haberme levantado" no estaría mal —imité su irritante voz, encendiendo la cafetera y colocando mi taza abajo de ella.

Ella suspiró ruidosamente. Me giré para cuando ella ya se acercaba hacia mí con otro semblante.

—Lo siento, lo siento. A veces digo cosas que no debería... y lo sabes —se excusó, como siempre.

—Da igual —le respondí, hostil, tomando mi tacita de café, ya lista.

—No da igual —insistió, pasando sus manos sobre mi espalda desnuda—. No tenemos por qué pelear.

—Mangle, aquí no hay necesidad de fingir. Estamos bien —le recordé, cansado de que ella me insistiera así.

—Pero yo no quiero fingir, Seamus. Quiero que sea real. Ya te lo he dicho.

—Y yo te he dicho que no quiero estar en una relación ahora. ¿Cuál parte no has entendido todavía?

—No te comportes como un amargado —dijo, melosa.

WishGuyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora