KAILI
Día de la premier. El gran salón de convenciones estaba repleto de paparazzis, fanáticos tras las rejas, de guardias de seguridad, de famosos cuyos nombres conocía, y de reporteros, esperando entrevistar a cada persona que pasara por la alfombra roja.
—Señorita Rae —me saludó Hudson, a mi lado en la limusina, con un acento sofisticado—. ¿Está lista para la mejor noche de su vida?
¿Estaba lista?
—Claro que no —admití—. Estoy aterrada.
Era mi primera alfombra roja, y la primera vez que cantaré en California, dado que Hanna me suplicó que lo hiciera. Atrás de Hanna, se encontraba el gran cartel lleno de propagandas de todos sus patrocinadores. Esto era demasiado. Ni siquiera había salido de la limusina para cuando ya me sentía aturdida con cámaras y griterío.
Sentía mi corazón en la garganta y mis manos temblar de miedo. Le eché un vistazo a la entrada, donde la gran alfombra nos rozaba los pies.
—Lo harás increíble —me animó Finneas, con una sonrisa. Se terminó una copa de champagne y la dejó en el posavasos—. Recuerda mirar hacia todas las cámaras. Mentón alto, erguida, mano derecha en la cintura e izquierda rozando tu pierna. Muéstrate provocativa, pero difícil...
—Hablas como si esta fuese mi premier. Es de Hanna.
—Será la primera vez que la compositora de Hanna aparece en los medios. Tienes que lucirte.
Era verdad. Hanna me mencionaba cada que tenía una entrevista. Era tanta la intriga por conocerme, que el equipo de Hanna no me dejó maquillarme por mí sola. Ahora, con cincuenta kilos de maquillaje y mi cabello ondulado, dudaba mucho que esta era una buena idea.
—Yo prefiero quedarme aquí —murmuré.
—Termínate el champagne y verás que tus problemas se irán —recomendó Finneas.
—Para eso necesitaré diez de estos —señalé, arrasando con los últimos sorbos de la copa.
—No te preocupes por nada, Kai. Te ves increíble. Cautivarás la atención de todos —Hudson me tomó de la mano, tratando de reconfortarme.
Yo suspiré y volví a echar un vistazo hacia afuera. Mi pulso aumentaba de manera crítica, mi sangre hervía y mi piel cosquilleaba.
De repente, Finneas, quien estaba delante de mí, me toma de las manos tan bruscamente que le obligó a Hudson a alejar la suya. Me lo tomé como sorpresa, pero no me importó mucho, dado que mi cabeza solo pensaba en no hacer el ridículo.
—Te ves espectacular. No tienes por qué preocuparte de nada, Li...
Dejé de escucharlo.
—¿Li? —fruncí el ceño.
—Mhm... sí... Li. ¿Tiene algo de malo ese diminutivo de tu nombre?
Cerré los ojos en cuanto recordé a la única persona que me llamaba así.
—Es lindo —admití—. Pocas veces me han llamado Kai, pero lo han hecho. En cambio, ¿Li? Jamás me habían llamado Li... hasta ahora.
—Genial, así cuando alguien te llame Li, te acordarás de mí —esbozó una sonrisa.
—Jamás pasará.
—Te aseguro que sí.
Alejé esos pensamientos repentinos. No era momento de pensar en él.
Para mi buena o mala suerte, Finneas fue llamado por la agente de Hanna, pidiéndonos que saliéramos del auto.
—¿Listos? —dijo Finneas antes de mirar a Hudson—. Y nada de ser tan cariñoso, a menos que no le moleste a tu novia que seas premisa por coquetearle a la compositora de Hanna.
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WishGuy
RomanceLa música lo era todo para mí. La melodía que inundaba mis oídos al estar con él era inefable. Debía alejarme de él, lo sabía, pero la mezcla de sonidos que él creaba me prohibían estar lejos de su música. "Su música" Sabía que no todo en la vida...