4- Teatro Musical

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Odio los Lunes.

Y más cuando son el primer dia de clases en esta miseria. La mayoría de las chicas ocultaban sus ojeras de mapache con maquillaje. Como a mi me importa poco la opinión de los demás, lo más elaborado que hago en la mañana es ducharme y lavarme la cara. Es mejor eso, que aparentar algo que no soy.

Me encontraba en la fila de alumnos para la entrega de horarios. Esta escuela tiene una muy fuerte deficiencia en la tecnología, y prefieren imprimir tres mil horarios para mocosos que luego le tomarán foto y lo tirarán a la basura. Típico.

Para mi sorpresa, la fila circuló rápidamente, que beneficio para mi poca paciencia. Al llegar al tope, me encontraba con una profesora cuarentona que tenía más arrugas que rostro. Me disculpan si soy muy directa, pero mis pensamientos no tienen filtros.

—Buenos días —intenté ser cortés.

—Nombre —me cortó.

Me retracto de la cortesía.

—Kaili Rae.

La mujer busca entre las pilas de K, hasta lograr conseguir mi nombre y apellido en un papel que contenía mis nuevas clases del año. Me lo entregó sin rodeos, ni buena cara.

—Grac... —me interrumpió.

—¡Siguiente! —exclamó.

Me alejo de la multitud para concentrarme en mis nuevas clases. Algebra con Honores, Historia Nacional, Francés, Teatro Musical, Química y... un momento. ¿Teatro Musical? Debía ser una broma. Yo había estado en esa clase hace dos años, y eso no causó más que desgracias en mi cabeza. Me acerqué a la mesa donde estaba la profesora que me había entregado mi horario, con la duda pasmada en mi frente.

—Disculpa... —intenté llamar, pero ella lucía muy ocupada—. Quisiera saber el por qué estoy en teatro... —y no me había prestado atención.

—Yo se lo puedo responder —me giré en busca de aquella nueva voz.

La profesora de teatro me miró con una sonrisa, inspeccionando mi rostro de manera alegre.

—Señorita Tabitha —nombré, perpleja.

—¿Cómo estás, Kaili? —preguntó, melosa.

—Bien —me limité a decir—. Escuche, no sé qué pasó cuando escogía las clases electivas, pero yo no pedí Teatro otra vez...

—Lo sé porque quien le escogió esa clase fui yo.

Abrí los ojos de par en par.

—¿Por qué? —no pude evitar sonar hostil.

—Kaili, yo considero que tienes un enorme potencial —se acercó a mí en un aire confidente—. Te he escuchado tocar el teclado de la escuela en el almuerzo. Sé que eres un poco tímida y eso está genial, pero quizás el teatro te ayude a abrir tus alas. Si me excedí demasiado disculpeme, yo misma corregiré su horario de inmediato.

Si me sentí un poco incómoda al saber que ella escogió esa clase por mí. No quería volver al teatro, no me sentía segura en ese lugar. Ahí habían muchos ojos esperando juzgar, yo no soportaría eso.

¿Volver a sentir esa presión en el pecho cuando te montabas sobre el escenario?

No eras tan buena, ¿A caso querías humillarte?

Lo que haran será reirse de ti en vez de aplaudir. No, gracias.

—Lo siento, yo... —no sabía cómo decirselo.

Ella pareció captar mi incomodidad. Movió las manos, interrumpiendo algún tipo de argumento que intentaba hacer.

—Está bien, sólo era una sugerencia —aceptó sin despegar esa sonrisa de sus labios—. Mañana estará cambiado tu horario, pero por hoy te tocará ir a esta clase, ¿Puedes?

WishGuyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora