45- Viaje y Miedo

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Nota: Ya estamos cerca del final. Los quiero muchísimo, mis lectores <3

45- VIAJE Y MIEDO

Salimos de la casa con cautela de no hacer ruido y entramos al auto de Seamus. Él arrancó sin decir nada.

—Puedes dormir, si quieres. Será un trayecto de media hora —propuso.

Aunque yo no quería quedarme dormida, no conseguí ganar la batalla. Cuando llegamos, abrí los ojos involuntariamente y miré el lugar.

Para cuando recobré la coherencia, Seamus había aparcado frente a una pantalla gigantesca en medio de un parque. Miré mis alrededores y estaba vacío. Éramos sólo nosotros.

—¿Qué es esto? —pregunté.

—¿Esto? —sacó dos bolsas de palomitas de maíz que estaban en los asientos de atrás, y me entregó una—. Un autocine.

Tenía razón. Por lo lejos se podía ver un proyector apagado, pero lo extraño era que no había más nadie.

—¿Cómo conseguiste todo esto para nosotros?

—Un mago no revela sus secretos.

Enarqué una ceja, suspicaz.

—Pagaste para esto —supuse.

Seamus se encogió de hombros con una sonrisa de angelito caído.

—Digamos que pagué todas las entradas para el autocine. Así lo teníamos solo para nosotros.

Jadeé, perpleja.

—Estás loco.

—Puede ser, pero también pagué para escoger la película.

—¿Cuál veremos?

—Ya te enterarás.

La película comenzó a correr. Mientras, Seamus me pasaba dos bebidas embotelladas y una bolsa de chocolates que dejó en medio de nosotros. La reconocí al instante en que inició.

—¿De verdad? —pronuncié, con la voz átona de la sorpresa.

—Algún día tenía que verla —comentó, recostando su asiento para atrás.

No podía creer que había pagado por ver The Greatest Showman en la pantalla grande de un autocine.

—Ojalá tener tu dinero —mencioné, sumergida a la película.

—No es mucho, igualmente.

—Pagaste un autocine completo por esto.

—Sí, ¿y?

Negué con la cabeza.

—No deberías malgastar tu dinero así.

—Fue una inversión.

—¿Inversión?

—Sí. Tu sonrisa lo vale todo —tomo un puñado de palomitas—. Además, no tengo problemas financieros. Me lo puedo permitir.

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