—Oh —fue lo único que dijo.
Me cosquilleaba la voz con las ansias de su reacción.
—¿Oh? —me impacienté—. ¿Qué quieres decir con eso?
—Quiero decir que no esperaba que me dijeras algo de esta forma, y menos en un baño público.
—Sí, bueno... no encontraba otro momento para contarte. ¿Sabes? Prefería que te enteraras por mí y no por... otros.
—¿Otros? ¿Otros supieron antes que yo?
—No... bueno sí, pero solo Aimeé, Hudson, y mis padres.
Dios, me sentía tan nerviosa en ese momento. Su respiración volvió a su ritmo habitual mientras asimilaba la noticia. Seamus no transmitía nada en su semblante, lucía tan indiferente que no podía identificar cómo se sentía en ese momento.
—¿Estás...? —me aclaré la garganta—. ¿Estás enojado?
Me miró con una mueca. Su expresión pasó de ser monotonía total a felicidad absoluta.
—¿Enojado? —una sonrisa apareció en sus labios—. ¡Te están otorgando una beca, Rae! ¿Por qué estaría enojado?
Vale, de todas las reacciones, esta fue la última que se me habría ocurrido.
—Creí que te enojarías —admití en voz baja.
—Jamás me enojaría por escuchar tus logros. ¡Dios! —me depositó un beso en los labios que me dejó mareada—. Esto hay que celebrarlo.
Aunque no fuese mi intención, no podía evitar creer que todo sería igual a como lo fue con Jason. Cada vez que Seamus hacía el más mínimo gesto, le reprochaba a la yo del pasado por aceptar basura tan grande como Jason.
Sacudí mi cabeza, alejando esos recuerdos que amargaban mi día.
—Deberíamos salir. Tus amigos y Hudson nos están esperando —recordé.
—Que le den a ellos. Esto es más importante —dijo.
Cerré los ojos y anticipé nuestros labios unirse cuando una señora gritó y aporreó al otro lado de la puerta. Nos separamos por instinto; Seamus miraba aquella puerta como si fuera su peor enemigo.
—¡Hay muchísimos baños más, señora! —le gritó Seamus.
—¡No me interesa quiénes estan allí, o lo que están haciendo! ¡Lárguense, o llamaré para que abran esta puerta! —amenazó la señora al otro lado.
—Mejor nos vamos —sugerí.
Seamus hizo un mohín como niño pequeño.
—Bien, pero me deberás esta.
Salimos del baño; yo, cabizbaja; él, con la mirada segura y altiva hacia la anciana que nos veía, hecha furia.
Luego de conocer más a fondo a sus amigos, cambié mi parecer hacia ellos. No eran malas personas, sólo tenían sus manías.
Todo terminó cuando Hudson recibió una llamada de su madre, furiosa, diciéndole que regresara a su casa. David y Henry se fueron por su lado y yo me fui con Seamus a casa.
Ya en nuestra casa, hicimos el ademán de no hacer ruido, eran a penas las cinco de la tarde, pero sentíamos como si estuviésemos llegando a las once. De alguna manera, Tatiana percibió la presencia de su único hijo a millas.
—¡Qué bueno que llegaron! —exclamó, casi corriendo hacia nosotros.
—Hola, mamá.
—Hola, Tatiana.

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WishGuy
RomanceLa música lo era todo para mí. La melodía que inundaba mis oídos al estar con él era inefable. Debía alejarme de él, lo sabía, pero la mezcla de sonidos que él creaba me prohibían estar lejos de su música. "Su música" Sabía que no todo en la vida...