12~ Navidad (Parte 1)

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SEAMUS

Todo había ido de maravilla. Mangle se ha alejado un poco de mí, he dejado de ver a Finneas por el apartamento, y Kaili y yo hemos forjado nuestra... amistad.

Los días pasaron lentos, hasta que llegó la celebración más esperada de los niños y la menos satisfactoria para los padres que deben vaciar sus tarjetas.

Kaili me sorprendió a mis espaldas al colocarme un gorro de Navidad en mi cabeza.

—¡Feliz víspera de Navidad! —exclamó, robándose una de los tocinos que había cocinado.

—Qué nombre más largo —negué con la cabeza, pasándole un plato con desayuno sin dirigirle la mirada aún—. No tenías por qué robarme. Ya tenía uno preparado para ti.

Fui ahí cuando me gire y la miré con su pijama de Navidad y un gorrito rojo.

—¿Recuerdas las reglas? —bromeó, enarcando una ceja y puso sus manos en sus caderas como jarrón.

—No me pueden valer menos esas reglas y sobretodo si me reprochas estando así vestida —señalé, al mirarle las pantuflas de elfo. Sacudí la mano que tenía el plato de ella, fingiendo que se me caería la comida—. Me duele la mano, Kaili, creo que se me podrá caer.

Ella se apresuró y agarró la comida.

—No deberías romper las reglas, o te llamarán... mhm... "El rompe-reglas" —se las ingenió para verse completamente seria. Yo negué con la cabeza por su mala creatividad.

—Entonces, coloca una regla para no robarle comida al otro —rebatí, tomando mi plato para llevarlo al comedor junto con ella.

—Pero si eso es lo divertido. Yo me quejo de que me cocines y tú de que robo tu comida.

—Yo nunca estuve de acuerdo de eso.

—No importa, porque yo soy la que impone las reglas aquí.

—¿De verdad?

—Sí —se cruzó de brazos, con la cabeza en alto.

Contuve una risa al ver la bolita de su gorro moverse junto con ella.

—Perdóname, pero no puedo tomarte en serio así.

Ofendida, me dio un leve empujón en el hombro.

—Es importante tener espíritu navideño.

Ambos nos sentamos en el comedor a desayunar. Kaili trajo a la mesa el jugo de naranja que había comprado ayer.

—No recuerdo que te entusiasmara tanto la Navidad —alegué, cogiendo un pedazo de mi comida.

—Este es el primer año que me emociona celebrarlo. Nunca he visto la importancia de tanto espíritu —se quedó a la deriva, bajando la mirada y tensando su mandíbula—. Cuando nos conocimos fue el año en que mi hermano murió —apretó sus labios entre sí, aguantando el llanto—. Y fue en Navidad cuando me enteré que él ya no estaba más con nosotros.

Respiró hondo y se quitó el gorro, apretándolo entre sus dedos.

—Ha sido una tortura las últimas Navidades, sobretodo porque mis padres no han podido venir. Ahora, tenerlos aquí es un sueño del que no pienso despertar tan rápido.

Sonreí y la tomé de la mano que reposaba sobre la mesa. Ella levantó su mirada y la enganchó con la mía. Acaricié la piel de su mano con mi pulgar, suave, delicado.

Sentí mi corazón seguir su ritmo. Miré a aquella mujer que me mantuvo tanto tiempo pensando en ella, en qué estaría haciendo con su vida. Lo pensé tanto que se hizo realidad. Fue como si todas mis preguntas se respondieran y me llevaran a verla otra vez y saber que estaba bien, que había logrado superar y sanar.

WishGuyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora