KAILI
—¡¿Cuatro mil dólares?! —chillé.
—Así es.
—Gary, eso es más del doble de la renta del mes pasado.
—Lo siento, Kaili. Sabes que no lo hago por mal, pero me aumentaron a mí también, y yo necesito conseguir beneficios de tu renta. ¿Tienes los cuatro mil de este mes? —me pidió con una sonrisa.
—Necesito pagar mi auto. Ahora no puedo.
—¿No has pensado buscar una persona que alquile tu segundo cuarto?
—¿Vivir con un desconocido? —negué rápidamente con la cabeza—. Ya tuve pésimos recuerdos con eso. Es un total no.
—Bueno. Si no me pagas, sabes que no vas a poderte quedar aquí por mucho tiempo.
—Solo... —suspiré—. Dame un mes.
Él se lo pensó un poco. Tomó un poco de la cerveza que traía en mano y con su otra mano, se rascó su estómago descubierto por una sucia y desgastada camiseta blanca.
—Quince días —negoció.
—Quince días —asentí—. Si no, tú mismo buscas a alguien que comparta apartamento conmigo.
—Hecho.
Cerré la puerta de mi apartamento, expulsando todo el aire que contuve. Recosté mi cabeza en la puerta, exhausta.
—¿Todo en orden? —me preguntó Hudson, apareciendo tras el comedor.
Yo asentí rápidamente.
—Todo excelente —le sonreí, olvidando por completo mis preocupaciones—. Traje arroz chino para comer.
Puse la mesa mientras Hudson sacaba la comida de sus bolsas.
—Mañana estaré en condiciones de salir contigo a visitar California —dije.
—¿En serio? —yo asentí con la cabeza—. ¿Y la universidad?
—Entregué mi último trabajo antes de Acción de Gracias. Creo que estaré bien.
—Finalmente podemos salir juntos —Hudson dio pequeños brinquitos sobre la silla—. Estaba cansado de andar por la calle, solo.
—Perdona que no tuve el tiempo. Estuve terminando unos arreglos para un guitarrista idiota, terminé de editar el comercial de una pasta dental y finalmente tuve el valor de pedirme esta semana libre para ti.
La semana de Acción de gracias, donde la mayoría de los trabajadores se toman una semana libre y cuando todas las escuelas y universidades cierran para festejarlo.
Hudson ya ha pasado unos cuantos días por aquí en California; unos cuantos días desde que mencionó que Seamus venía a California, puesto que un equipo de Hockey lo quería entrevistar.
No tenía por qué preocuparme eso. California es una ciudad enorme. No tenemos por qué encontrarnos.
—Mañana vamos a comprar mi traje para el lanzamiento del álbum de Hanna —mencionó también.
Justo me había llegado la invitación a la fiesta de lanzamiento del álbum de Hanna, donde, espero, mis ganancias sean mucho más altas. Apostaba por ella.
Sería mi primera alfombra roja. Todas las veces que fui invitada, no pude ir. Era frustrante. Ahora, finalmente, tenía la oportunidad de ir. Sería en unas dos semanas. Todo estaba perfecto. Usaría por primera vez el vestido de gala que mi madre me regaló antes de irse de aquí con mi papá. Los extrañaba tanto.
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WishGuy
RomanceLa música lo era todo para mí. La melodía que inundaba mis oídos al estar con él era inefable. Debía alejarme de él, lo sabía, pero la mezcla de sonidos que él creaba me prohibían estar lejos de su música. "Su música" Sabía que no todo en la vida...