LEXI VI

53 10 7
                                    

Apenas abro los ojos tomo mi teléfono y miro la hora, las 9.30, aún podría seguir durmiendo, pero no quiero, o no puedo. Me pongo de pie, y cual zombie camino hacia la habitación de Amara. Abro la cama y sin pedir permiso me acuesto junto a ella.

- ¿Qué haces aquí? -refunfuña sin abrir los ojos, dándose vuelta para alejarse de mí.

-Buscando amor-respondo en broma.

-No me jodas-dice velozmente levantando la cabeza. –Entonces anda donde Steph y déjame dormir- Amara es así de encantadora, sobre todo por las mañanas.

-Cálmate-rio. –Solo quería compañía.

- ¿Estás bien? -pregunta cambiando su tono al escucharme, ahora está preocupada.

-Así es-respondo acomodándome. Si he venido aquí es porque Amara duerme en una cama de dos plazas, así que tiene espacio para recibirme, a diferencia de Steph; pero no espero realmente ningún consejo o consuelo de Amara, mucho menos a las 9 de la mañana.

-Prometo que, si lo encontramos otra vez, yo lo mato-vuelve a apoyar la cabeza sobre la almohada cerrando los ojos, no necesitamos hablar, ella sabe perfectamente qué es lo que hay en mi cabeza.

-Amara tú no puedes matar ni siquiera una araña-le recuerdo.

-No me has visto, en mi interior tengo oculta toda una asesina serial-me hace reír.

-Duerme mejor-le permito. Velozmente se duerme, como si jamás hubiese estado interactuando conmigo y yo me quedo boca arriba mirando el techo, en busca de respuestas que jamás obtendré.

Thomas es esa persona que jamás podré ver y ser indiferente. Jamás podre simplemente sentir nada al encontrarlo. Sé que no debiese darle tal clase de poder sobre mí, pero la realidad es que aún no he sido capaz de soltar muchas de las cosas que pasaron entre nosotros. Verlo es un recuerdo de todas aquellas cosas, las buenas y las malas.

Desearía con todo mi corazón poder verlo y que mi corazón no se acelere, en cambio cada vez que lo veo mi corazón quiere correr como loco hacia donde sea. ¿Qué se supone que haga?

Él ha seguido, ha seguido tantas veces que realmente es patético que yo siga sufriendo cada vez que lo veo, pero no puedo evitar pensar en la forma en que todo acabó cada vez que me cruzo con él. Me duele lo fácil que puede saludarme, lo fácil que pronuncia mi nombre, después de todo lo que pasó entre nosotros.

Y como pareciera tener siempre poder sobre mí, ahora chico misterioso es su amigo. Sé que no lo conozco, pero había algo que me gustaba muchísimo en él, y ahora no hay ninguna opción de que podamos ser siquiera amigos.

Thomas. Siempre Thomas. Parece un ser omnipresente en mi vida. Siempre ahí, incluso cuando creo que al fin se ha ido, siempre esperando volver a aparecer cuando he bajado la guardia, cuando al fin me siento en paz, segura.

No hay muro que armar cuando se trata de él, porque el dolor es tan grande, tan malditamente grande, que soy incapaz de ser indiferente, de dejarlo pasar, de fingir que nunca ha existido en mi vida.

Aunque dije que no quería dormir, me quedo completamente dormida, porque tanto pensar me cansa y despierto cuando Amara se levanta una hora después.

-No te quiero ofender, pero tienes cama-dice sonriente lanzándome una barrita de cereal.

-Esta me gusta más, parece-agradezco con una sonrisa y se abre la puerta dejando entrar a una muy despeinada Steph que se acuesta a mi lado. Rápidamente recibe su barrita de cereal.

-En serio-dice mientras intenta abrirla. - ¿Cuántas eran las probabilidades de encontrarnos con tu ex?

-No lo sé-replico pensativa. Me imagino que no tantas.

EL SOL EN TU PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora