LUCA XVI

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Definitivamente Lexi no puede verlo, y no se lo diré, pero no puede dejarme ahora. No puede dejarme así, no puede irse de mi lado. Se ha colado en mi mente y en mi corazón con tanta rapidez e intensidad que no puedo permitir que simplemente me deje.

-No volveré a pegarle-balbuceo, aunque en realidad ha comenzado él, pero no parece un detalle importante en este momento.

Creo que va a gritarme, o que quizá va a bajarse del auto para alejarse de mí y sin embargo hace la única cosa que no espero. Comienza a llorar, golpeando su cabeza contra el manubrio del auto. Su pelo obscuro cae sobre su cara, tapándola, pero puedo escucharla llorar y es desgarrador.

Hasta este momento, jamás antes la he escuchado llorar de forma desconsolada, y no creo ser capaz de soportarlo. El sonido me rompe el corazón, el alma si es posible; y solo quiero hacer algo para que pare, pero no tengo la menor idea sobre qué hacer.

Con un poco de susto, estiro mi mano hacia ella y la apoyo en su espalda, en el peor consuelo jamás antes visto, pero no sé bien por qué llora, y quizá es por mi culpa.

-No quiero más Luca-llora sin levantar la cabeza del manubrio.

Okey. Se que he dicho que no puede dejarme, y me niego a aceptarlo, pero si esto es por mí, si llora de esa forma por mi culpa, pienso alejarme y jamás volver. Porque nunca antes el llanto de alguien me ha penetrado de esta forma, y no quiero volver a verla así jamás.

Retiro mi mano de su espalda, pues odio estar haciéndole esto y levanta su cabeza para mirarme. No se lo voy a decir, pero hasta llorando se ve hermosa, y sin pensarlo acerco mi mano a su mejilla limpiando sus lágrimas, en una torpe búsqueda por darle un poco de paz. Sus pecas aparecen bajo el maquillaje que se ha corrido producto del llanto, y sin quererlo una pequeña sonrisa se cola en mi rostro.

-No quiero más a Thomas en mi vida-me explica. Puedo respirar con calma al saber que no está así por mí, y solo continúo limpiando sus lágrimas dejándola hablar. -No se suponía que volviese a mi vida nunca más, y sin embargo aquí está, otra vez, arruinándolo todo. No quiero verlo, no quiero saber de él, no quiero a su novia en mi casa, no quiero más.

Poco ha durado mi momento de paz, pues yo he traído a Thomas de regreso a su vida, y ahora entiendo por qué está tan molesta conmigo. Me mira, y me rompe en mil pedazos. ¿Debo dejarla irse? ¿Debo pedirle que se quede conmigo, conmigo que no le he dado nada, que con suerte nos conocemos? Sus ojitos, brillantes, me escrutan, esperando mi respuesta; pero no tengo una.

-Lo siento Luca-dice entonces, poniéndole una sentencia a mi maldito silencio. -De verdad lo siento.

Sé que lo siente, pues yo también lo hago; pero ¿qué puedo ofrecerle? Tiene razón, Thomas siempre estará ahí metido, siempre lo estuvo. Incluso si ahora no volviese a ver a Thomas jamás, y ya nunca más fuésemos amigos, seguiría entre nosotros, como una sombra, siempre esperando para caer encima.

No quiero dejarla, pero tampoco puedo asegurarle que Thomas jamás será un problema nuevamente, y mal que mal, no sé qué tanto daño le hizo a ella cuando estuvieron juntos, por lo que no puedo forzarla a seguir cerca de él.

Le sonrío, intentando darle calma, pero no estoy sonriendo en mi interior y creo que ella puede verlo. -Cuídate Lexi-la beso en la frente, solo un par de segundos, y luego me bajo del auto antes que me arrepienta. Es primera y última que la beso en la frente, y eso termina de romper mi corazón. 

EL SOL EN TU PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora