LUCA XIV

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Intento llamarla, nuevamente pero no responde. Ha pasado una semana y no he sabido absolutamente nada de ella, lo que me ha puesto de un ánimo increíblemente malo. Cuando digo que no he sabido nada, me refiero a cero contacto, ni siquiera ha respondido uno de mis mensajes, nada.

Incluso, no llegó a nuestra cita. Sin siquiera un aviso, simplemente no llegó. La esperé durante dos horas, porque está claro que soy mucho más estúpido de lo que parezco, pero nada. Así de fácil y rápido desapareció, como si no le importase yo en lo más mínimo.

Entiendo que esté molesta, pero ignorarme de esta forma es mucho, ya somos adultos, debemos poder hablar las cosas. Es una actitud increíblemente inmadura, por no decir maleducada de su parte; y aunque me enoja de sobremanera que me ignoré y trate de esta forma, más me molesta saber que está enojada conmigo, y quiero arreglar las cosas.

No me quedan muchas estrategias así que simplemente me levanto y tomando las llaves del auto bajo al estacionamiento a paso rápido. Si no quiere escucharme, tendrá que verme. Le he dado espacio y tiempo suficiente.

Cuando me miro en el espejo retrovisor sé que mis posibilidades están reducidas, aún tengo el ojo un poco morado, y mis manos siguen dañadas; definitivamente no es la mejor manera de presentarme en su casa, pero no tengo más opción, necesito verla. Tampoco puedo fingir que nada ha pasado.

Cuando toco el timbre, me arreglo el pelo compulsivamente como si eso pudiese ayudarme a verme mejor, cuando sé que no hay opción de ello, pero supongo que todo ayuda. Amara me abre la puerta, y al verme sonríe sorprendida.

-Te demoraste mucho en venir-dice divertida pero no se corre, cortándome el paso.

-¿Está Lexi?-le pregunto, no tengo mucha intención de conversar con ella, no he venido a eso.

Niega con su cabeza, sin dejar de sonreír. -Puede que te sorprenda Luca, pero por regla general la gente trabaja durante la semana.

Mierda. He venido tan rápido y de forma tan impulsiva que he obviado es lunes y Lexi debe estar en la escuela. Me llevo una mano a la cabeza, avergonzado. No lo estoy haciendo muy bien.

-No te preocupes-dice sonriéndome. -¿Un café?

Asiento, pues no tengo más que perder y la sigo hasta la cocina en donde me dejo caer sobre uno de los asientos. Además, estar en su casa me hace sentirme un poco más cerca de ella, aunque se bien que Lexi está a quinientos años luz de mí.

-¿Va a perdonarme?-le pregunto mientras la observo. Amara es de esas personas que te dan confianza instantáneamente, como si la conocieras de toda la vida. Quizá puedo conseguir una aliada.

-No lo sé-me sonríe honesta. -Nunca se sabe con ella- Por supuesto que lo sabe, pero es su amiga, no me lo va a decir. Adiós a mi aliada.

-¿Qué hago?-le pregunto, no tengo más herramientas, y me vendría bien un poco de ayuda siendo honesto.

Se sienta frente a mí y apoya su cabeza en sus manos. -Empecemos por no pelearte con Thomas.

Suspiro derrotado. -Ni siquiera he hablado con él. Y créeme que no tengo intención de volver a verlo.

-Escucha-dice nuevamente poniéndose de pie mientras saca unas tazas para el café. -Yo soy team Luca aquí, ¿ok? Y en circunstancias normales te diría que me parece muy bien que se hayan pegado. Pero eso solo acrecienta el problema, ¿entiendes?- lo dice como si todo fuese demasiado obvio, pero no veo nada claro en esta situación.

-No-respondo sincero.

-Lexi no quiere drama, no quiere que esto se convierta en una mala película romántica.

-Thomas me golpeó primero-me excuso velozmente, pero sé bien que es la peor excusa del planeta y definitivamente no debo dársela a Lexi. Por suerte es Amara la que está aquí.

-Y tú también seguiste. Tienen que dejar de darle poder a Thomas. Si aumentan el drama, siempre será algo terrible. Ya está, ignórenlo. Si no le gusta, bueno es problema de él, no de ustedes. Lexi odia la violencia Luca, hay cosas que tú ni siquiera sabes, y que por cierto no debes saber, pero jamás debiste responderle a su golpe.

La observo unos segundos, intentando procesar lo que me ha dicho; pero me cuesta entenderlo. ¿Qué esperaba Lexi, que no me defendiese? ¿Qué dejara que Thomas me matara frente a Rose? No me parece nada razonable.

-No le den más poder-me repite poniendo la taza llena de café frente a mí. -Ahora te daré la dirección de la escuela, irás a esperarla y fingirás que yo nunca te dije nada.

No entendí nada de lo que me dijo, pero agarro el papel y corro hacia el auto intentando descifrar a qué se refiere, espero que la escuela no esté tan cerca como Lexi me contó, porque necesito mucho tiempo para organizar mis pensamientos.  

EL SOL EN TU PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora