El momento del día en que mis niños se van de clase de vuelta a sus casas es un momento sumamente loco para mí. Siento la calma, el silencio y el orden luego de muchas horas; y sin embargo rápidamente extraño el desorden y el caos.
Ser profesora no es algo aleatorio para mí, me llevo mejor con los niños que con los adultos. Probablemente porque hablan tanto, que yo solo debo escuchar e intentar comprender. No debo ser el centro de atención, ellos lo son. Ellos son los importantes.
Si tuviese que trabajar rodeada de solo adultos es muy probable que me despidiesen rápidamente por no contribuir al buen ambiente laboral; pocos podrían sacarme una sonrisa o bajar mis barreras. Sin embargo, con mis niños esos muros jamás existen, ni siquiera intento armarlos. Los dejo entrar, y me entrego a ellos. Ven facetas de mí que nadie más ve. La Lexi divertida, creativa, que hace voces de animales, que juega en el suelo.
Mi trabajo, es el mejor trabajo del mundo.
-Sirena-Luca me sorprende entrando en mi sala y sacándome de mi ensoñación.
-¿Qué haces aquí?-pregunto incrédula. Jamás antes ha entrado a buscarme, aunque muchas veces me ha esperado en el estacionamiento.
-No sé-responde honesto encogiéndose de hombros, sus ojos brillan. -Quería verte aquí, eso es todo.
Sonrío, y continúo ordenando mis cosas para poder irme, mientras él camina en silencio observando cada rincón. Lo miro unos segundos mientras se agacha para poder mirar un dibujo, se ve tan concentrado y sonríe tiernamente, completamente derretido con el abstracto dibujo de un hipopótamo; me mira de reojo divertido, pero me pongo nerviosa y rápidamente sigo ordenando mis cosas.
Hace más de una semana que dije que lo amaba, y aún no hemos hablado del tema. Sé que no fue mi mejor momento, estaba bastante (por no decir completamente) ebria, y ni siquiera recuerdo exactamente a propósito de qué lo dije; pero sí sé que lo hice, estoy completamente segura.
Quizá Luca piensa que no lo recuerdo, y por eso no ha querido hacer ni decir nada; o quizá se distrajo porque luego hicimos el amor hasta quedarnos dormidos. O quizá, simplemente, no me ama y prefiere evitar el tema para ahorrarme la humillación de decirme que él no se siente así.
La sola opción de aquello me aterroriza y despierta hasta mis más ocultos temores. Sufrir. No darme cuenta de que estoy en el lugar equivocado. Otra vez. No estoy lista para eso.
-¿Estás lista?-se acerca a mi mesa y se apoya mirándome a los ojos. Me pregunto si sabrá que con solo tenerlo aquí estoy convirtiendo este lugar puro e inocente en la escenografía de una nueva fantasía, y no me parece nada apropiado.
-Casi-respondo, pero quito mi mirada de él. Necesito que hablemos sobre eso, sobre mis sentimientos, pero no sé cómo abrir el tema. Quizá porque tengo demasiado miedo de ser rechazada, de descubrir que después de todo lo que nos ha costado estar juntos, para él soy una más. De darme cuenta de que nuevamente, he elegido mal.
-¿Te ayudo con algo?-pregunta, y pasa su mano por su brillante cabello.
-No es necesario-respondo, sin levantar la vista; y cierro mi carpeta para poder guardarla.
-Si necesitas que te lleve algo...-intenta decir, pero lo interrumpo.
-¡Que no Luca!-le grito golpeando la mesa. Se sorprende y da unos pasos atrás mirándome, un poco asustado. Suspiro, no es su culpa que yo esté de malas porque él no ha dicho que también me ama. Pero ya no puedo estar sola con él sin que eso me persiga, una y otra vez. Porque sigo esperando que ponga el tema, que diga algo, que al menos reconozca que me escuchó y sabe cómo me siento. Al menos me merezco eso ¿no? Saber que me ha escuchado.
-No necesitas gritarme-dice molesto. -Te espero afuera.
Cuando sale apoyo mi cabeza sobre la mesa suspirando. Estoy arruinándolo todo porque soy incapaz de hablar con él; porque si no fuese por el alcohol jamás me habría atrevido a decir las cosas como lo hice, y ahora no tengo la menor idea de cómo decírselo otra vez, al menos para que podamos hablar de ello.
En mi defensa es culpa de él por llevar una semana sin decirme absolutamente nada, como si nunca hubiese ocurrido. Quizá le importa tan poco que ya lo ha olvidado.
Quizá lo que necesito es una botella de vino.
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EL SOL EN TU PIEL
Teen FictionCuando Lexi y Luca se conocen, no tienen idea del desastre que causarán. El mundo es demasiado pequeño, y los límites son difusos cuando se trata de ellos dos. ¿Podrán ganarle a sus pasados? ¿Mantenerse firmes en medio de la tormenta que están por d...