LEXI XIII

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Me mira un poco molesto y se pone de pie, acercándose a mí. Me detengo, porque se acerca increíblemente rápido y no tengo la menor idea de qué piensa hacer. Pero se detiene a medio metro de mí, y sonríe. –¿Viniste para convencerme de que me olvide de ti? -pregunta.

Es una pregunta capciosa; porque no vine a eso, vine a verlo; pero sí es cierto que creo debería quedarse del lado de Thomas. Los amigos son para siempre, las parejas...pasan. Al menos eso es lo que siempre dice la gente, es el consejo que uno da.

-Porque si querías eso en primer lugar no deberías haber traído una botella de vino-continúa. –En segundo lugar, podrías esforzarte en ser un poquito menos atractiva. Y en tercero, jamás deberías haber entrado por esa puerta-señala la puerta de su departamento.

Cada palabra que dice es como una droga para mí, amo el sonido de su voz, y amo lo que me hace sentir; pero jamás seré esa chica que rompe una amistad, no para que luego esté resentido conmigo. –Luca, hablo en serio. Thomas es tu amigo.

-Correcto.

-Y claramente jamás aprobaría esto.

-Correcto.

-Y sabes que finalmente es lo más sensato.

-Correcto-lo miro y me cruzo de brazos, está jugando conmigo. -¿Juegas conmigo o qué?

-Todo lo que dices es efectivamente cierto Lexi, pero hay un solo detalle aquí que es fundamental para mí. Thomas no es tu dueño. - Me da esa mirada que tiene, tan, confiada.

-Ya lo sé, pero no se trata de eso Luca.

-Sí se trata de eso Lexi-replica imitándome y acercándose un poco más. -¿Crees que esto es porque aún te quiere?

Lamentablemente sus palabras me duelen, porque sé demasiado bien que Thomas no me quiere, y aunque no debería importarme, sí me importa. No porque aún lo quiera, sino porque me recuerda todas las veces que mintió diciendo que me quería para luego asegurarme que yo no era nada para él. Me recuerda el daño, el dolor, la manipulación; la persona en que me convertí junto a él. Las veces que dejé de ver a mis amigas, de tener vida social, por él; aunque luego él andaba en cualquier lado con otras mujeres. Me recuerda que le di todo, y él jamás espero darme nada.

-No, sé que no me quiere; pero existen códigos.

-¿Por qué? ¿Acaso tus amigas no pueden tener más amigas solo porque fueron tus amigas primero?

-No es igual Luca-intento replicar, pero nuevamente se acerca, y ya estamos tan cerca que puedo sentir su respiración. –Sabes que no es...

Me calla poniendo una de sus manos en mi cintura, y aunque tengo suficiente espacio para escaparme a donde quiera, no lo hago. Su mano toma más confianza, apoyándose por completo sobre mí, y él sonríe como si pudiese ver a través de mis ojos que ya no tengo ninguna herramienta para defenderme de él, y aunque la tuviese, no la ocuparía.

Me encanta lo cálido que se siente, y lo natural que se me hace que esté tan cerca de mí. Lo miro a los ojos, buscando algo, lo que sea, que me haga retroceder, pero solo encuentro dulzura y fuego en ellos. Mi respiración comienza a ser tan agitada como la suya, y sin duda tiene razón; jamás debí traer la botella de vino porque mis sentidos no se encuentran suficientemente alerta para tener sentido común. Pero no vamos a mentir, yo sabía exactamente lo que hacía al traer la botella.

-Lo que pase con Thomas-dice muy bajito porque estamos cerca, y ese susurro me vuelve loca. –Lo arreglo yo con él, tú no tienes por qué preocuparte de eso.

Verdadero y falso. Por supuesto me preocupo, ¿cómo no voy a hacerlo? Conozco a Thomas lo suficiente, y luego de saber que Luca jamás se ha peleado con alguien, con sinceridad, no creo que vaya a ser una pelea pareja. Thomas podría perfectamente matarlo.

Pone su otra mano sobre mí, acercándome más a él, tanto que nuestros cuerpos están pegados, y siento el latido de su corazón. Corre tan veloz como el mío, y si estuviese un poco más lúcida sería capaz de detenerme, pero a quién quiero engañar, me muero por besarlo; hace mucho tiempo que muero por besarlo.

No resisto las ganas de tener el sabor de sus labios nuevamente, y no espero que diga nada más, porque ya no quiero hablar. Lo beso, en un principio lento, siendo cautelosa; pero en cuanto saboreo sus labios se desata en mí la necesidad de él, y antes que pueda reaccionar me ha recostado sobre el sillón mientras nos besamos como si lo hubiésemos esperado muchísimo. Aunque al menos yo sí lo he esperado.

Los besos de Luca parecen estar hechos para mí, y nuestra sincronía es digna de una sinfonía. No quiero alejarme de él, ni un solo milímetro, y solo lo aprieto más hacia mí, desesperada por más de él. Está claro que aquí quien tiene más auto control, no soy yo; y en cuanto se separa de mí gimo sufriendo, porque no quiero que paremos aún. Me mira a los ojos, sonriendo, y acaricia mi mejilla, dulcemente, aún sobre mí. Casi no puedo respirar, porque jamás antes me han mirado así y de pronto me siento la mujer más hermosa del planeta.

-Lexi Ward-dice pronunciando cada una de las sílabas lentamente. –Tú y yo necesitamos tener una cita y dejar de vernos así.

Asiento, callada, porque no puedo articular ninguna palabra, y tampoco quiero. Pero mi respuesta le parece suficiente y vuelve a besarme, durante todo el resto de la noche.

-¿Y besa bien?-pregunta Amara tirada sobre mi cama mientras yo termino de cepillar mi cabello mojado.

-Mejor que eso-respondo, sonrojándome.

-Mierda Lex, estás en problemas-dice riendo.

-¿Cierto?-pregunto girándome. Sé que todo esto es una pésima idea, pero necesito que alguien me lo reafirme.

-Tan solo bromeaba, sabes que no me puede importar menos lo que sucede con ese energúmeno que tienes por exnovio.

Pongo mis ojos en blanco, Amara lo odia tan profundamente que creo sería capaz de asesinarlo. No la culpo, Thomas siempre la trató mal, incluso aunque le pedí millones de veces que se esforzara ya que era mi amiga. Y cómo no, Amara siempre le respondió con la misma cordialidad, lo que convirtió en una tarea simplemente imposible juntarlos. Aquello debió ser una señal para mí, que se llevaran tan mal, pero lo dejé pasar creyendo que algun día quizá se amigarían.

-Dame tu opinión en serio Ami-le suplico. Se sienta, bufando, y me observa unos segundos, pensando en cuál es realmente su opinión. Yo espero, porque necesito que diga algo. Necesito que alguien me diga algo.

-Hablo en serio Lex-dice mirándome seria. Amara siempre bromea y dice cualquier cosa, pero sabe perfectamente cuándo comportarse con seriedad, y me conoce suficiente para saber que en este momento necesito un consejo real. –Thomas fue un imbécil contigo, no solo al final; si no durante toda su relación, si hay alguien a quien tu no le debes nada, es él. Y Luca tiene razón, no es tu dueño. Tienen que arreglarlo entre ellos, tú no te metas. Si alguien le debe algo, es Luca, él es su amigo; y ellos tendrán que solucionarlo privadamente.

-¿Me perdonarías si saliera con tu exnovio?- agradezco su consejo, pero no me siento para nada segura.

-Cariño, si salieras con alguno de mis exnovios me preocuparía que te hubiese dado un derrame cerebral-se ríe dejándose caer nuevamente sobre la cama mirando el techo. –Pero no lo sé, creo que sería una situación que estudiar en el caso particular, no puedo darte una respuesta genérica.

Vuelvo a mirar hacia el espejo, cepillando nuevamente mi cabello, aunque ya no sé cuánto rato llevo haciéndolo, pero no me siento conforme. Todo esto me estresa, me pone ansiosa, y me mantiene muy intranquila. Intento descifrar en mi cabeza que es lo que realmente debo hacer, pero me cuesta muchísimo llegar a alguna conclusión cuando lo único que aparece en mi cabeza es el mismísimo Luca Castelli y sus besos.

Nos sobresalta el teléfono de Amara y cuando contesta me mira seria, demasiado seria. Puedo decir que algo ha pasado, y suelto el cepillo esperando que corte y me hable. –Es Steph Lexi, tenemos que irnos ya.  

EL SOL EN TU PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora