LEXI XXVIII

20 7 4
                                    

Estiro mis pies sobre el sillón, para dejarle claro a Esteban que pienso hacer de su casa mi casa ahora que Steph vive aquí, es lo mínimo. -Qué cómodo-digo observándolo atentamente, buscando alguna reacción de su parte, provocándolo. Pero me sonríe amable, es demasiado bueno, demasiado pacífico.

Desde que Steph vive aquí siento que no la he visto casi nada, lo que es normal; están viviendo una especie de luna de miel, en donde todo es perfecto y aprovechan cada segundo para estar juntos; pero ya es momento de recordarle que aún debe lidiar conmigo, y que no la dejaré escaparse a ninguna parte del mundo. La estoy compartiendo con él por amabilidad, pero sigue siendo mi amiga primero, no lo deben olvidar.

-Aquí tienes-me tiende una taza de té sonriente. Se ve tan feliz, tan en calma, tan Steph. Me siento sobre el sillón, porque ya he probado que Esteban no va a retarme y en realidad estar acostada no eran tan cómodo, y la observo un par de segundos.

Pienso en la Steph que tenía el corazón roto, que lloraba en las noches porque la habían dejado; y miro a esta Steph, decidida, contenta, viviendo con su novio; solo algunos meses de diferencia, pero es una persona distinta. Aunque siempre es mi Steph.

-Las dejo chicas-Esteban se despide de ella con un tierno beso y nos regala una sonrisa encantadora a Amara y a mí. He intentado encontrarle algún defecto, pero aún no lo he logrado, lo que admito me desagrada un poco, porque mi faceta defensiva siempre está en alerta, sobre todo si se trata de mis amigas. Lamentablemente para él aunque no he logrado ver sus debilidades, eso no significa que ya haya bajado mis muros, claro que no; sigo atenta, y si le hace daño, lo mataré, muy lento.

-¿Dónde encuentro uno de esos? -dice Amara moviendo su cabeza en dirección a la puerta cuando Esteban la cierra tras de él.

-No sé, pero búscate uno que no sea ese-le responde Steph sonriente. -Ese me lo dejas a mí.

Pienso en las tres chicas del verano, y nos veo ahora; de cierta forma todo ha cambiado, y al mismo tiempo nada lo ha hecho. Supongo que eso es lo lindo de la vida. Crecer, cambiar, madurar; pero mantener la esencia. Espero mantenerlas a ellas para siempre.

-¿Estás bien?-me pregunta Steph dejando su taza sobre la mesa. Me mira sobreprotectora.

-Melancólica, eso es todo-sonrío.

-¿Estás preocupada?

¿Cómo responder a esa pregunta? Por supuesto que sí, al mismo tiempo no tanto como habría esperado, pero todo el tiempo sí. Vivir preocupada es uno de mis grandes atributos, así que muchas veces ni siquiera sé distinguir cuando realmente lo estoy, estoy acostumbrada a vivir en ese estado.

-Supongo-respondo, intentando desenredar el nudo que hay en mi cabeza últimamente, pero necesitaría unos varios días para lograrlo.

-¿Sabes que Luca no se meterá con Rose cierto? -pregunta Amara, en lo que pareciera ser una broma, pero por supuesto no me cae nada de bien. La miro con reproche. -Okey, no era en serio-se retracta al ver mi mirada, un poco asustada.

-No me preocupa eso en realidad, es decir... ¿Han visto a Rose? Es la mujer más hermosa que he visto- mis amigas ni siquiera intentan rebatirlo para darme ánimo, aprecio su honestidad. -Pero si me pongo a desconfiar de Luca ahora, no tenemos absolutamente ningún futuro.

-¿Qué te preocupa entonces? -pregunta Steph. Ahora que Amara vive conmigo, a veces Steph se queda un poco atrás respecto de lo que pasa en nuestras vidas. No es intencional, pero Amara y yo vivimos juntas, así que básicamente sabemos todo lo que hace la otra; Steph está más alejada y ahora que vive con Esteban, aún más. Y veo que eso es complejo para ella, sentirse dejada de lado. Así que, aunque en realidad no tengo ganas de conversar sobre esto, lo hago; por ella, no quiero jamás que sienta que la dejamos fuera de nuestras vidas.

-Me preocupa que Thomas haga alguna locura. Que sobre reaccione, vaya a buscar a Rose, o a matar a Luca. También me preocupa que sea Luca el que haga alguna estupidez, en un loco intento de "protegernos".

-Según Esteban, Luca parece bastante tranquilo al respecto, así que no creo que haga nada-dice mi amiga. -Siempre hablan, y Esteban dice que se escucha tranquilo, que está enfocado en ti, en ustedes, en buscar trabajo.

-Buscar trabajo-dice Amara con cara de asco. Aún sigue sin tener dónde trabajar, más allá de uno que otro trabajo esporádico que aparece para ella, lo que al menos mantiene a flote su estabilidad emocional.

-¿Tú crees que si Luca fuese a hacer algo le diría a Esteban? -pregunto.

Steph piensa y juega con una de sus pulseras. -La verdad no sé, las amistades de los chicos son diferentes a las nuestras. Puede que sí, puede que no. Quizá le pida ayuda, o quizá le cuente cuando ya haya jodido todo, supongo que no tenemos cómo saberlo.

-¿Y crees que, si Esteban supiese algo, te diría? -pregunta Amara.

La observo, porque de hecho esa es una muy buena pregunta. De nada me sirve que Luca le cuente cosas a Esteban si este no se lo dirá a Steph, porque entonces no tendré como enterarme.

-Honestamente, no sé. Supongo que es incómodo para ellos que seamos amigas.

-Cómodo e incómodo dependiendo del momento-Amara me sonríe, y tiene absolutamente toda la razón. También es cómodo e incómodo para nosotras. De cierta forma nos acerca, pero al mismo tiempo sabemos que si pasa algo en alguna de nuestras parejas, de una forma u otra impactará a la otra. Mal que mal, si no hubiese sido por Steph y Esteban, Luca y yo jamás habríamos llegado a estar juntos. Seguíamos encontrándonos una y otra vez gracias a ellos.

-No me queda otra que quedarme tranquila supongo-digo intentando dar por terminado el tema. Realmente espero, con todo mi corazón, que Luca sepa quedarse quieto, y no hacer alguna locura respecto de Thomas. El problema es que yo sé hacer una gran variedad de cosas, pero quedarme tranquila no es precisamente una de ellas.  

EL SOL EN TU PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora