LEXI IV

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- ¿Sirena? -me pregunta cuando nos sentamos con nuestros cafés.

-No sé por qué-me encojo de hombros, sonriendo. Odio que se haya ido tan rápido, me habría gustado interactuar un poco más con él, pero Cole no estaba precisamente amable. Se qué lo he odiado casi toda la noche, pero de alguna forma no he podido volver a construir mi muro del todo. Está en reparaciones.

- ¿Ya te escuchó cantar o qué? -me pregunta revolviendo su café.

-Por mucho que te cueste creerlo no ando cantando cada vez que conozco a alguien-mi respuesta lo hace reír y se recuesta sobre su silla divertido. - ¿Y qué hay de ti? Parecías como un perro protegiendo a su dueño.

-Es mi trabajo cuidarte-me recuerda, como si fuese algo obvio. Entre cierro los ojos molesta, fulminándolo con la mirada.

-Ese pensamiento es tan viejo como nuestra amistad, yo me cuido sola-le sonrío irónica.

-Bueno, la próxima vez le doy tu número-me lanza uno de los pequeños paquetes de endulzante por sobre la mesa, golpeando mi cabeza. Finjo un terrible dolor y Cole ríe. Cole es mi mejor amigo desde pequeños, es como el hermano que jamás tuve y no existen secretos entre nosotros; al menos de mi parte porque si él me está ocultando algo, no tengo como saberlo, pero claramente es muy bueno en eso.

-No estoy buscando un novio, gracias.

-No me hagas repetirte lo que te hace falta-dice, arriesgado, porque sabe perfectamente que voy a golpearlo. Y así lo hago, me estiro por encima de la mesa para golpear su brazo.

-De verdad tienes que dejar de ser tan machista.

-No he dicho que tiene que ser un hombre, si ahora te gustan las mujeres también sirve-me guiña el ojo, juguetón. Sí, efectivamente todos mis amigos son mucho más extrovertidos y alegres que yo, creo que es una forma de compensar mi casi incansable amargura.

- ¿De verdad eres tan insoportable o actúas así? -le pregunto molesta, pero es obvio que no espero respuesta.

-La verdad no lo sé, déjame pensar y te aviso-me contesta. Le encanta molestarme, de hecho, creo que quizá hay una pequeña veta sicópata en su ser porque disfruta demasiado el verme molesta. No le respondo porque no tiene ningún sentido y en cambio tomo mi café en silencio.

- ¿Hasta cuándo se quedan ustedes? -le pregunto después de unos minutos. Cole está aquí junto a algunos de sus amigos, y es primera vez que nos vemos.

-No lo sé aún, depende de los demás. ¿Tú?

-Una semana más-respondo. –Pero todo depende de lo que quieran las otras también.

-Así somos tú y yodice fingiendo profundidad. –Siempre nos dejamos llevar por el rebaño.

-Ya cállate y bebe tu café-le ordeno divertida.  

EL SOL EN TU PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora