Vuelvo a leer los papeles que tengo sobre la mesa, porque no he sido capaz de concentrarme realmente. Pero debo tener esto listo para hoy como sea, así que me obligo a concentrarme otra vez. Cada vez que intento preocuparme de los gráficos que tengo frente a mí, aparece ella en mi cabeza. Ella y su maldito beso.
Maldito yo, que me lancé a besarla, pero demonios luego de verla tan cerca no fui capaz de controlarme. El beso de Lexi, nuestro beso, me provocó una increíble adrenalina que jamás antes había sentido. No sé cómo fui capaz de salir de ahí, porque cada parte de mí quería seguir besándola, o más. Al menos no me falta fuerza de voluntad.
Pero ha pasado un mes desde eso, y no he sabido más de ella, gracias a Dios. Pensé en robarle el teléfono a Thomas más de una vez para obtener su número y escribirle para preguntarle por su rodilla, pero habría sido una pésima idea. Thomas es mi amigo, y ella su exnovia, terreno prohibido. La besé sí, pero fue un error y no se repetirá, por mucho que sueñe con ello. Y dios mío que sueño con eso.
Cuando logro concentrarme, termino mi trabajo rápidamente y me decido a ir a casa, a descansar. Hemos trabajado como locos preparando la nueva colección que saldrá en dos semanas, y yo necesito dormir.
Una de las maravillosas cosas de vivir solo es que puedes dormir sin que absolutamente nadie te moleste, así que me lanzo sobre la cama y me quedo dormido casi al instante. Solo despierto cuando siento mi teléfono vibrar y respondo de pésima gana.
-¿Si?-pregunto medio dormido, ni siquiera he sido capaz de mirar quién me llama.
-Luca, ¿estabas durmiendo?
La maldita voz de Esteban me despierta. –Claro que sí.
-Disculpa, pero son las cinco de la tarde, no pensé que te habías convertido en un vampiro-bromea, pero no estoy de humor, hace casi un mes que nunca estoy de humor.
-¿Qué quieres?-voy al grano porque tengo toda intención de volver a cerrar mis ojos lo más rápido que me sea posible.
-Hoy es el cumpleaños de Steph, ¿quieres venir?
Escuchar ese nombre me despierta por completo y me siento en la cama, alerta. -¿Qué has dicho? -le pregunto para cerciorarme de que no estaba soñando.
-Que hoy es el cumpleaños de Steph...-vuelve a repetir. No estaba soñando, efectivamente me ha invitado al cumpleaños de su nueva novia en donde sin duda estará Lexi, culpable de mi déficit atencional reciente. ¿Podrá curármelo? Vale la pena tratar.
-No creo que sea buena idea-le comento. Él sabe todo lo que ha pasado, porque necesitaba hablar con alguien y Thomas definitivamente no era una opción.
-Habrá más gente, eres mi amigo Luca, ¿no me verás nunca más hasta que rompa con Steph? Porque estoy pensando en casarme con ella y entonces este es el día final de nuestra amistad-sé que bromea, pero tiene razón. Él es mi amigo, y no es su culpa haberse enamorado de la mejor amiga de Lexi, aunque sin duda lo odio por eso, no, no pienso perdónaselo jamás. Tantas mujeres en el mundo, y elige justo a esa... Suena conocido.
-Déjame pensarlo, ¿vale?
-Vendrás, excelente-dice conociéndome demasiado bien. –Te mando la dirección.
Esto es una mala idea, es una muy pero muy mala idea, y sin embargo siento un pequeño rayito de esperanza dentro de mí. Quiero verla, quiero saber cómo está, quiero ver su cicatriz, quiero olerla nuevamente. Pero no puedo permitirme estar a solas con ella, porque si no, la besaré sin duda alguna, porque solo sueño con ese beso.
Elijo mi ropa cuidadosamente, solo porque la veré a ella; y me preocupo de ir a la tienda en busca de un regalo para Steph, no sé si por Esteban, por Steph o por mi chica soleada. Cuando toco el timbre mi corazón está corriendo y creo podría salir de mi cuerpo. Antes que se abra la puerta pienso en escapar y correr de vuelta hacia mi cama, pero es demasiado tarde.
Se abre la puerta, y ella está ahí. Guapa y sonriente. Se ha cortado el cabello y lo lleva hasta un poco más debajo de los hombros, y se ve más mujer, más hermosa. –Hola-me dice tímida. Intento ocultar que mi corazón intenta saltar hacia el de ella.
-Hola Sirena-respondo intentando sonar natural, aunque no estoy seguro de haberlo logrado. –Permiso.
-Bienvenido-dice dejándome pasar, hay mucha tensión entre nosotros y por supuesto que ella lo sabe.
-¿Es este tu departamento?-le pregunto intentando mirarla lo menos posible, porque si la miro mucho quizá termino cometiendo nuevamente algún error.
-Sí, Steph tenía un corte de agua justo hoy, así que lo movimos aquí-me responde mientras cierra la puerta. –Pasa, tu amigo está por allí-dice apuntándome hacia Esteban y luego se va, como si fuésemos solo dos desconocidos.
No te vayas quiero decirle, hablemos, dame unos segundos; pero se le ve demasiado decidida cuando se aleja. Camino hacia Esteban y lo saludo a él y a Steph, dándole su regalo. Me agradece y comienzan a conversarme, pero mi cabeza está con Lexi, quiero saber dónde está, con quién está, cómo está.
Parece que tengo suerte porque ella aparece justo en ese momento y viene abrazada nada más y nada menos que de ese supuesto amigo que tiene. Lo saludo, disimulando mi incomodidad.
-Que hermoso Steph-dice Lexi mirando el pañuelo que le he traído de regalo.
-Creí que la ropa no era tan bonita-digo bromeando. Ella me sonríe, pero no responde y sigue hablando con su amiga, me están ignorando y en la peor forma posible. No puedo culparla, yo la dejé hablando sola la última vez sin siquiera despedirme y luego nunca más aparecí. No fue precisamente mi momento más caballeroso.
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EL SOL EN TU PIEL
Teen FictionCuando Lexi y Luca se conocen, no tienen idea del desastre que causarán. El mundo es demasiado pequeño, y los límites son difusos cuando se trata de ellos dos. ¿Podrán ganarle a sus pasados? ¿Mantenerse firmes en medio de la tormenta que están por d...