LUCA XXVII

18 6 3
                                    

No me atrevería a interpretar la cara de Lexi en este momento, pero la de Amara puedo definirla con una palabra: diversión. Está disfrutando estos momentos de silencio que Lexi me ha regalado, haciéndome sufrir. En este momento odio a Amara, pues la conoce mucho más que yo, y seguro ya sabe lo que Lexi está pensando; yo en cambio me encuentro en un total y vacío desconocimiento, y sobre todo miedo.

No estoy muy seguro de si está enojada, o molesta, o simplemente cree que estoy desquiciado, porque no dice nada y tan solo me mira; con sus brazos cruzados sobre su pecho, en un completo silencio que es de las peores cosas que he vivido en mi vida, estoy aterrorizado.

-¿A quién se le ocurrió eso? -pregunta de pronto. No hay ninguna clase de tono específico en su pregunta, total neutralidad; no me gusta esto.

-A mí-confieso, seguro. Me haré cargo de mis decisiones. Soy un hombre adulto, maduro, independiente... -Pensé que sería más seguro para ella, como Thomas la ha estado siguiendo y todo eso...

Descruza sus brazos, y apoya sus manos sobre su cintura, mirando el suelo. -¿Pensaste que sería más seguro para ella llevarla a tu casa?

Nuevamente, neutralidad en su voz; pero esta vez se siente un poco... ¿pasivo agresivo?

Miro a Amara, buscando ayuda, alguna clase de señal que me diga qué responder, pero se encoge de hombros, dejándome completamente a la deriva, gracias por nada. -¿Sí?-respondo, no muy seguro. He perdido toda mi capacidad de hacerme cargo.

Lexi suspira. -Luca...-vuelve a mirar el suelo, esto no me está saliendo tan bien como esperaba. -Entiendo que hayas querido protegerla, y de hecho me parece bastante amable de tu parte, pero ¿no se te ocurrió pensar que quizá el enfermo de Thomas lo tome como una provocación?

Amable, me llamó amable; tan mal no estoy. Al menos me ha encontrado alguna cualidad positiva, punto para mí.

-¿Provocación?

-Sí-dice como si fuese lo más obvio que existe. -Si la sigue, sabrá rápidamente que vive contigo, y no creo que eso le guste.

-¿Desde cuándo hacemos lo que a Thomas le gusta? -le pregunto. Lamentablemente me sale un poco más antipático de lo que quisiera, y Lexi cambia su postura a una un poco más defensiva. -Lo que digo es que no me interesa lo que él quiera o no.

-A mí tampoco, pero no creo que esto vaya a ser bueno para Rose. Sólo le dará más razones para seguir tratándola mal.

-Te lo dije-dice Amara divertida. Lexi la fulmina con la mirada y automáticamente Amara corre hacia su habitación, dándonos un poco de privacidad.

-Puede que no haya pensado en eso-admito, no voy a mentir, no he pensado en casi nada.

-Claro que no-está molesta. Pero no de la forma que hubiese esperado, no está celosa, está enojada. -Si queremos que Thomas deje de aparecer en nuestras vidas justo lo que tenemos que hacer es no llamar su atención, y tú has decidido llevarte a su exnovia, a su otra exnovia, a vivir contigo.

Ahora que lo dice así, admito que no se ve muy bien para mí. Me he enamorado de su exnovia, y me he llevado a la otra a mi casa; sí, definitivamente no se ve nada bien para mí. Si fuese Thomas, quizá también creería que es alguna clase de provocación.

-Bueno, tendrá que aguantarse-digo, no estoy listo para asumir completamente que mi idea es un fiasco, intentaré mantenerla a flote lo más que pueda; me queda un poco de orgullo todavía.

-No Luca, porque es un enfermo-sentencia. Su postura cambia y se acerca a mí a paso seguro. Me toma una mano y me mira a los ojos. -No quiero que a ustedes les pase nada, no quiero que te pase nada. ¿Por qué le das razones para atacarte?

Su preocupación me derrite, me desarma, y ya nada de lo que he dicho parece tener mucho sentido; lo único que tiene sentido es Lexi cerca de mí. Su mano en mi mano, su media sonrisa de preocupación.

-No pasará nada-intento calmarla; peino uno de sus desordenados mechones, poniéndolo tras su oreja, y la agarro de la cintura. -Rose no puede vivir sola.

Me mira a los ojos un par de segundos, pensando. -Lo sé, y aprecio que seas un buen amigo con ella, solo hace que me gustes más. Pero tengo miedo de la reacción de Thomas.

-¿Te gusto? -le pregunto bromeando.

-Luca hablo en serio. Thomas no es normal, no sabemos cómo va a reaccionar.

-Y yo que creí que ibas a estar celosa de que ella pudiese verme paseándome por ahí en calzoncillos-bromeo nuevamente, porque quiero ver una sonrisa completa en su rostro, pero en vez de eso consigo un golpe en mi brazo.

-Ni se te ocurra-me amenaza; intenta alejarse de mí, pero no suelto su cintura ni un solo momento. -No te atrevas a salir de tu habitación si no estás completamente vestido.

Sonrío, completamente embriagado por esos pequeños celos que me ha mostrado, pero sobre todo por su perfume; que huele a jazmín y al amor de mi vida. -Te prometo, que tendremos cuidado. Y todo estará bien-la beso en la frente, en la nariz, y luego en la boca.

No tengo idea de si todo estará bien, pero debo decírselo, porque no quiero que esté preocupada; pero luego de hablar con ella el que está preocupado soy yo, y me pregunto cómo haré para hacerme cargo de esta situación en la que solito me he metido.

Si Thomas ve esto como una provocación, podríamos estar disfrutando unos últimos pequeños momentos de calma antes de que se desate la tormenta más grande de nuestras vidas.

Lexi tiene razón, Thomas no es normal, y jamás sabemos cuál será su reacción, pero sea cual sea, debo asegurarme de proteger a Rose, pero por sobre todo a mi Lexi.   

EL SOL EN TU PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora