LEXI II

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-Bromeas-dice Steph esa noche mientras revuelve la ensalada. –No le pediste eso a nadie.

Me cruzo de brazos a la defensiva sin dejar de observarla. –Claro que sí lo hice. ¿Qué otra opción tenía cuando ustedes se convirtieron en las personas más lentas de la historia en comprar helado? ¿Les estaban haciendo el helado desde cero?

Steph me sonríe encantadora como siempre, y sus ojos verdes brillan acompañando su sonrisa. –Ya te expliqué-Amara entra en la cocina divertida. –Unos chicos nos invitaron a una fiesta y debíamos conversar con ellos.

-¿Unos chicos son más importantes que yo? ¿Qué mi piel? ¿Mi salud? -bromeo fingiendo molestia.

-Sin preguntas difíciles-responde Amara mientras nos sentamos a comer. –De hecho, si yo hubiese sido tú le habría pedido ayuda al chico más guapo que hubiese encontrado.

Niego con la cabeza divertida pues eso es exactamente lo que sé que ella habría hecho, y exactamente lo que yo jamás habría hecho, aunque hubiese implicado que me quemase viva. –Jamás.

-Como sea, hoy iremos a esta fiesta y quién sabe, quizá encuentro alguien que me ponga mucho más que protector solar.

-Ami por Dios-se ríe Steph mientras yo sirvo la carne. –No quiero escuchar eso jamás otra vez.

-Ni yo-la secundo sonriendo. La verdad es que mis amigas son a veces todo lo opuesto que yo, extrovertidas, buenas para la fiesta, para conocer gente; pero son las mejores amigas del mundo.

Si tuviese que definirlas en una palabra Amara sería luz, y Steph calma. Cada una aporta a mi vida algo que a veces me falta, y desde que las conozco hace 10 años siempre hemos sido inseparables. ¿Qué les aportaré yo? Seguro soy la que aporta la cuota de mal humor al grupo. No vamos a mentir, todos necesitan esa amiga cascarrabias y que pone los paños fríos, y estoy bastante segura de que esa soy yo.

-¿Es tan necesario que vayamos a esa fiesta? -pregunto en un inútil intento, increíblemente inútil. –Podemos ver una película, pueden elegir- Mi ofrecimiento pareciera el de un niño de siete años, pero dicen que en pedir no hay engaño.

Se miran entre ellas y no necesito ninguna respuesta, pues sé perfectamente lo que dirán, pero aun así se dan el tiempo de explicármelo nuevamente. –Lexi, queda solo un mes de vacaciones, volveremos al trabajo; a la rutina, la vida triste y apagada. -he escuchado esto tantas veces estos días que realmente ya me he convencido de que la vida es triste y apagada. –Tenemos que aprovechar, pasarlo bien, disfrutar-termina Steph sonriente. Amara asiente, orgullosa del discurso de nuestra amiga y aunque yo quisiera con todas mis fuerzas oponerme y buscar alguna magnifica excusa para no salir, sé que no ganaré.

-¿Pueden, aunque sea ayudarme a elegir ropa? No estoy en modo creativo hoy-suspiro.

-Ni nunca en todo caso-ríe Amara y yo pongo mis ojos en blanco un par de segundos antes de reír junto con ella.

Cuando llegamos a la fiesta lo primero en lo que me fijo es que definitivamente no debiese estar aquí. Hay más personas que espacio y aunque es una gran casa en la playa pareciera que fuese el espacio más pequeño del mundo, no caben ni siquiera los respiros de la gente en este lugar. Se ve como el perfecto lugar para mis amigas, y la locación de una de mis pesadillas.

-¿No había un lugar más pequeño? -pregunto irónica mientras Steph me agarra de la mano para que podamos sortear a la gente. Ninguna de mis amigas responde pues bien saben que tengo razón, pero jamás lo admitirán.

Esto está lejos de ser mi panorama favorito y ellas lo saben; igual que saben iré a donde me pidan. Pero sin duda ahora tengo muchos motivos para no querer salir la próxima vez, es imposible conversar en este mar de personas y mucho menos intentar conocer a alguien. En mi humilde opinión, no hay nada que ganar en este lugar, más que alguna infección producto de respirar el mismo aire que todos los demás.

El olor a cigarro invade todo el lugar como si lo hubiesen puesto de forma intencional y los gritos me ensordecen a cada paso que damos. No sé a dónde me llevan mis amigas, y tampoco me importa, no me queda más que dejarme llevar dado que no nos iremos aún.

-Un trago-dice Amara girándose hacia nosotras. –Necesitamos un trago desesperadamente.

-Yo necesito varios si quieren que olvide que me trajeron a este horroroso lugar-bromeo, aunque puede que sea más verdad que broma, puede que necesite unos varios litros de alcohol para sobrevivir a esta noche.

Logramos llegar al patio en donde, gracias a Dios, hay mucho más espacio y Amara saca rápidamente de su bolso un trio de cervezas. Abro la mía velozmente y al dar el primer trago noto que está tibia, honestamente no sé qué podría salir peor esta noche. De hecho, puedo imaginarme una docena de cosas que podrían salir terriblemente mal, pero de qué me sirve pensar en eso ahora.

- ¿Puedes intentar fingir felicidad? -pregunta Amara mirando hacia todos lados. Aunque no se ha dirigido a mí directamente es claro que no se lo está preguntando a Steph que como siempre, solo es sonrisas.

-Puedo, pero soy la peor actriz que hay-le contesto sin dejar de tomar mi cerveza caliente, sé que dije que estaba tibia, pero ya está caliente y con eso también mi ánimo. Amara rueda los ojos, pero sabe que así soy, no puede pedirme más; o quizá podría pedírmelo, pero a quién vamos a engañar, ya me estoy esforzando suficiente. 

EL SOL EN TU PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora