EL SOL EN TU PIEL

LEXI XV

No hay nada como un perfecto día de trabajo sin desastres. No me pasa nunca, pues mis alumnos de 7 años suelen ser un caos y todos los días salen con cosas nuevas, pero hoy ha sido un día especialmente tranquilo y lo único en lo que puedo pensar es en mi cama, una frazada y Netflix.

De pronto me tocan el hombro y me giró velozmente, creyendo me encontraré con algún padre con inquietudes, pero al ver a Luca retrocedo un par de pasos y de forma casi automática me cruzo de brazos, lista para la defensiva.

-Hola Lexi-dice, cuidadoso. Ni siquiera ha usado un apodo, al menos tiene conciencia de lo molesta que estoy. No nos hemos visto en una semana y sin embargo siento que fue ayer cuando lo vi lleno de sangre en una comisaría. Su ojo sigue morado, pero su actitud es mucho más sumisa que aquel día, es primera vez que lo veo así, sin confianza.

-Hola-replico, intentando sonar lo más molesta posible, pues no quiero que piense ni por un segundo que he dejado pasar su momento adolescente.

-¿Podemos hablar? -sorprendentemente, Luca suena inseguro, incluso me atrevería a decir dudoso. Algo que es completamente contrario a su personalidad y que rápidamente baja un poco mi guardia. Si hubiese llegado aquí altanero y prepotente, me habría subido a mi auto y rápidamente me habría ido sin escuchar una sola de sus palabras.

-No aquí-señalo hacia atrás con mi cabeza, pues definitivamente la entrada de la escuela no es el lugar apropiado para discutir mis problemas amorosos.

Asiente con su cabeza lentamente, y me sigue en silencio cuando me dirijo hacia el auto. Cuando llegamos allí me mira un tanto confundido. -Sube-le digo, como una orden. No me interesa cómo ha llegado hasta aquí, ni si está abandonando su auto en este lugar, solo quiero ir por mi café como todas las tardes.

Cuando enciendo el auto intenta decir algo, pero estiro mi mano hacia él haciéndolo callar. -No me hables mientras no tenga mi café-sentencio, ante su atenta y un poco asustada mirada.