LEXI XXIV

14 6 8
                                    

Entro corriendo al café, me he atrasado demasiado, cosa que no suele pasarme; pero me ha costado mucho levantarme. Miro alrededor buscándolo y cuando nuestros ojos se encuentran me sonríe saludándome con la mano.

-Lex-se pone de pie y me abraza, cariñoso. Durante algunos segundos solo me dejo llevar por ese abrazo, porque he estado muy necesitada de cariño, no he estado bien. -Toma asiento.

Me siento y lo observo unos segundos. Cole me sonríe, dulce, pero un poco juguetón; como siempre lo hace. -¿Has estado bien?-le pregunto.

No nos vemos hace mucho tiempo, pero así es nuestra amistad. Sin importar cuánto pasemos sin vernos o sin hablar, siempre seguimos uno en la vida del otro.

-Mucho trabajo, mucha fiesta, lo de siempre-me observa sonriente.

Cuando el mesero se acerca para tomar nuestra orden pido un café con leche y aprovecho los segundos en que Cole mira la carta para ordenar un poco mi cabello, últimamente ni siquiera me he dado el tiempo de peinarme, estoy hecha un desastre.

-Estás bien-me lee la mente. -Te puede sorprender, pero incluso cuando te peinas, no estás bien peinada.

Me hace reír y me relajo un poco. He estado tensa toda la semana, esperando la llamada de Luca, que no ha llegado. Ya sé que podría haberlo llamado yo, pero quería que mostrase un poco de iniciativa. Supongo que quería saber que aún está interesado en mí. Pero ya no estoy tan segura.

-Lex...-me dice Cole cuidadoso. -Sé lo que pasó y solo quiero...

-No quiero hablar de eso-lo interrumpo. No he venido a eso, solo he venido a tomar un café con mi amigo, a distraerme. Salir, tomar un poco de aire, sentirme mejor.

-Luca nunca fue bueno para ti-me señala, obviando que le acabo de decir que no quiero hablar con él sobre este tema.

-¿De qué estás hablando?- Cole no lo sabe, pero este no es el momento para hacerme enojar. ¿Qué podría saber él de Luca si no le ha gustado desde el comienzo? ¿Acaso tanto lo conoce?

-Es igual que con Thomas, solo sufres, eso no es bueno.

Lo miro a través de la mesa, sus ojos no se quitan de los míos, como si de pronto, estuviese buscando una confrontación. Y si eso quiero, por mí puede obtenerla. Mi modo pacífico no está activado hoy.

-Te equivocas, Thomas me hacía sufrir. Luca no, es la puta vida la que me hace sufrir, pero no es él quien me causa sufrimiento.

-No ves todas las banderas rojas de Luca-se echa para atrás en su asiento, como si estuviese resignado, como si tuviese siempre la razón y yo fuese una tonta que no puede verlo. -Igual que la vez pasada...

-No lo conoces, ¿cómo podrías saber algo sobre él?-le pregunto, sin intentar ocultar mi molestia, esto no es lo que esperaba para hoy. -No tienes idea de nada.

-Porque tú no me cuentas nada- Por supuesto es culpa mía, siempre es culpa mía. Hablo de más, o no cuento suficiente.

-No te cuento nada porque siempre estás en desacuerdo, porque nunca nadie es suficiente para mí. Nunca me apoyas.

-¡Porque mereces más Lexi!-me grita. Veo que desde otras mesas nos están mirando, y esto ya no me gusta. Estamos siendo el centro de atención en este café, y eso realmente no me parece agradable.

-No vuelvas a gritarme-le ordeno. Estoy muy enojada en este momento, pero no pienso rebajarme a su altura, así que mantengo un tono de voz controlado, al menos lo que más puedo.

-Dejas que todos te griten, te pasen por encima, ¿y yo no puedo?

Soy incapaz de comprender que la persona que se hace llamar mi amigo acaba de decirme eso. ¿Qué mierda significa eso? Lo miro unos últimos segundos, pensando en qué decirle, pero en realidad qué podría decir. La conversación se ha terminado, porque está completamente equivocado. No dejo que todos me pasen por encima, no dejo que todos me griten, no soy la débil que piensa que soy.

Nos traen el café mientras nos miramos en silencio, y apenas dejan el mío en la mesa me pongo de pie. No espero que me diga algo, ni que hable, simplemente salgo de allí sabiendo que nuestra amistad acaba de irse al carajo.  

EL SOL EN TU PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora