LUCA XXXI

16 5 3
                                    

Aunque pensé que buscar trabajo sería peor para mí, he recibido muchas respuestas de empresas que efectivamente quieren al menos entrevistarme; lo que no voy a mentir, al menos levanta mi ego.

Respondo los correos electrónicos y confirmo todas las entrevistas, no quiero perder ninguna oportunidad. He trabajado durante años en la empresa de mi familia, y el ser independiente y poder tener un trabajo que no me ligue a ellos me emociona un poco, me hace sentir más adulto.

Admito que soy una de esas personas que no pueden dejar su buzón de correo con algún mail sin leer, me provoca excesivo estrés, necesito ver que no tengo ningún numerito esperando ser leído; sino, no puedo relajarme. Supongo que por eso también era bueno en mi trabajo.

Cuando respondo el último correo que tengo pendiente, cierro mi computador y suspiro aliviado, espero tener suerte esta semana y estar trabajando pronto.

He ahorrado mucho estos años, así que las finanzas en sí no me preocupan; pero sí me estoy volviendo un poco loco sin trabajar. Creo que me da demasiado tiempo para pensar en estupideces, como que Thomas puede atacar a Lexi en cualquier momento, y debo estar encima de ella a cada segundo para asegurarme de que eso no suceda.

Veo que Lexi está agotada; aunque no hemos hablado directamente de eso, sé que nota mi comportamiento sobreprotector y se ha alejado un poco de mí; lo que definitivamente no es lo que buscaba, y no me gusta para nada. Pero no sé cómo controlar mis preocupaciones en este momento; insisto, tengo demasiado tiempo libre, y necesito trabajar lo más rápido que pueda, eso también le dará tranquilidad y espacio a Lexi.

La tarde está como para tomar un café, así que me estoy poniendo de pie para dirigirme a la cocina cuando siento una llave en la puerta y me detengo; sabiendo que es Lexi. Le he dado una llave, luego de cambiar la chapa para asegurarme de que mi padre no volverá NUNCA a poner un pie en mi lugar, menos sin avisar; y Rose no ha salido de aquí en todo el día, así que solo puede ser Lexi. La idea me emociona y sonrío ampliamente antes de que ella cruce el umbral.

Sin embargo, cuando lo hace me toma solo un par de segundos notar que las cosas que no están bien. A esta altura ya conozco perfectamente cada una de sus expresiones.

-¿Eres estúpido? -me grita caminando hacia mí a toda velocidad, mientras lanza sus llaves encima de la mesa. Nunca me ha hablado así, y me pone un poco a la defensiva. Mi emoción se transforma en confusión rápidamente.

-¿De qué hablas?-pregunto, conmocionado.

Su postura es la de un felino apunto de atacar, y veo en sus ojos que lo que sea que he hecho, es malo, muy malo; pero no tengo idea de qué estamos hablando, y la verdad... sí creo que soy un poco estúpido.

-¿Acaso no lo conoces lo suficiente?-sigue gritando. Admito que Lexi es, incluso en su estado natural, una persona con un tono levemente irritado; pero esto es algo que no había visto. Intento pensar en qué podría ponerla en este estado, pero no logro sobreponerme al enojo que veo en ella y mi cabeza no me ayuda con ninguna respuesta.

-Lexi...-intento acercarme a ella, tocarla, pero retrocede rápidamente. -Si me explicas de qué hablas, podemos conversar.

Estoy totalmente perdido en esta situación, e intento leer en sus ojos qué es lo que está sucediendo; pero no se me ocurre nada.

-¿Fuiste a ver a Thomas?

Oh, mierda. Eso. Okey, estoy en problemas.

-¿Eres realmente tan estúpido como para ir a ver a Thomas?

-Lexi, te pido que no me insultes-le digo. Ahora comprendo perfectamente por qué está así, sin embargo, no me gusta el tono violento con el que me está hablando, como si de pronto fuésemos dos desconocidos, o peor...enemigos.

-¿Aunque sea tienes idea de lo que has hecho?-me reprende. Me doy cuenta de que ha llorado, porque tiene un poco de maquillaje corrido. Empiezo a dimensionar que esto es realmente grave.

-¿Te ha hecho algo?-vuelvo a intentar acercarme a ella, pero no me deja. Si Thomas le ha hecho algo, si ha hecho realidad mis preocupaciones, lo mataré. Así de simple. Dejaré de contenerme, e iré a buscarlo, solo que esta vez que me aseguraré de que no vuelva nunca a hacerle daño.

-Por supuesto que sí-grita, mi corazón se detiene. Veo que Rose asoma su cabeza desde su habitación y le hago un disimulado gesto para que desaparezca. Lo que menos necesito es que alguien más se involucre en esto. -Me ha perseguido en el supermercado.

Paso del estado nervioso, al furioso en un solo segundo. Y quiero gritar, romper algo; pero por sobre todo, matarlo. Pero no puedo descargar mi furia con ella, no es su culpa. -¿Estás bien?-le pregunto. La pregunta más tonta que he hecho en mi vida, por supuesto que no está bien, sino no vendría así.

-Claro que no Luca-me dice, y sus ojos se llenan de lágrimas. Su rabia parece haberse apaciguado un poco y le da paso a la tristeza; lo que destruye mi corazón. No estoy preparado emocionalmente para lidiar con una Lexi dañada, no soy tan fuerte. -¿Cómo estaría bien?

La miro y la veo tan vulnerable que me acerco a ella mucho más rápido de lo que puede escapar y la abrazo contra mí, lo más fuerte que puedo, para que no pueda soltarse. -Perdóname-asumo. Ha sido culpa mía, lo he sabido desde que he abandonado su oficina, he sabido que iría por ella y no he podido evitarlo. -Sólo creí que quizá podíamos solucionar las cosas como adultos, y dejar todo este drama detrás de nosotros.

Lexi me golpea para separarse de mí, la suelto. La rabia ha regresado, recargada. -¿Por qué?-grita. Siento que sus pulmones van a desgarrarse si sigue hablándome tan fuerte. -¿Por qué creerías que ese sicópata sería capaz de dejar esto de lado? ¿No has escuchado nada de lo que te contado sobre él?

El dolor en sus ojos lo invade todo; el aire que estamos respirando, el silencio cuando termina hablar, pero sobre todo, mi corazón; se siente traicionada.

-Tan solo he pensado...-intento decir, pero me interrumpe. No tengo excusa que darle, pero necesito decir algo, lo que sea.

-No, no has pensado-asegura cruzándose de brazos luego de limpiar una pequeña lágrima que rueda por su mejilla, iluminando sus pecas. -Has actuado sin pensar, sin pensar en las consecuencias de ir a provocarlo, sin pensar en mí, sin pensar en Rose.

¿Cómo puede decir eso? Lo único que hago es pensar en ella. Me he equivocado, sí; pero no significa ni por un segundo que no piense en ella, cuando es todo lo que hago.

-Lexi, lo lamento-trato de disculparme. Solo quiero que deje de mirarme de esa forma, con esa rabia, con ese dolor, con esa distancia. -Pero he hecho lo que pensaba era mejor, y sí, la he jodido; lo lamento.

-¿Qué lamentas?-no piensa bajar el volumen ni tono de su voz. No logro que baje su guardia, que destruya un poquito su muro y me deje pasar. -¿Qué me haya perseguido? ¿No haberme escuchado? ¿O que me haya hecho esto?-levanta la manga de su chaqueta para dejar al descubierto su muñeca que está completamente morada.  

EL SOL EN TU PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora