LEXI XVIII

18 7 8
                                    

Verlo me ha dolido más de lo que he esperado, lo que me ha provocado una incómoda sensación de no pertenecer al lugar en el que estoy. Si fuese por mí, ya me iría. Estar en casa de Esteban me hace sentir que es su lugar seguro, y no el mío. Esteban es su amigo, Luca está en ventaja aquí, puede hacer lo que quiera; yo en cambio soy tan solo una invitada, y una que no se siente precisamente a gusto. Aliso mi falda larga casi compulsivamente, buscando algo con lo que distraerme.

Por suerte ha desaparecido de mi campo visual rápidamente, porque he estado a medio segundo de ir a buscarlo para abrazarlo. Toda mi seguridad en mis decisiones se ha ido por la borda en el segundo que lo he visto entrar. Al menos no ha entrado con una novia, porque realmente eso no me habría gustado. Dios, eso me habría destruido.

-¿Todo bien?-pregunta Steph llegando a nuestro lado. Está claro que en realidad la pregunta está dirigida solo a mí, por lo que Amara me mira esperando mi respuesta.

-Claro que sí-miento. Soy una muy mala mentirosa cuando se trata de estas cosas.

-Definitivamente no-ríe Amara abrazándome. -Vamos por una cerveza-me levanta tomándome de la mano y me arrastra a la cocina en donde lamentablemente, están Esteban con Luca también sacando cervezas. Está muy guapo, pero no se le ve a gusto, quizá mi presencia le molesta demasiado.

-Señoritas-dice Esteban sonriente, entregándonos una a cada una, demasiado caballero. -Pronto estarán listas las hamburguesas.

Luca no me mira, mira el suelo. Amara me mira, notando mi incomodidad, y veo que lanza una mirada ¿cómplice? a Esteban. Antes de que pueda advertirle que le conviene quedarse callada y quieta, arrastra a Esteban fuera de la cocina, dejándonos solos, cosa que claramente no he esperado para esta noche. A veces sospecho que mis amigas son en realidad mis peores enemigas, y ésta va a a pagármela.

Luca pareciera leer mi mente. -Disculpa-dice, sin mirarme, antes de dirigirse hacia la puerta para salir de la cocina, mientras se baja su botella de un solo trago. No me gusta esta parte de él, tan inseguro.

-¿Me vas a dejar acá sola?-le pregunto. Mi tono ha sonado excesivamente coqueto, y me arrepiento apenas lo digo, no tengo idea qué pasa conmigo hoy. Ni siquiera he bebido y ya no estoy pensando de forma coherente cerca de él. No he querido que suene así, simplemente ha salido de esa forma.

-Esteban podría necesitar ayuda en la parrilla-esta vez sí me mira, y aunque he pensado que iba a sonreírme, está demasiado serio. Ni siquiera mi tono coqueto y juguetón parece bajar sus murallas, y me recuerda un poco a mí los primeros días que nos conocimos, siempre a la defensiva. Ni siquiera espera mi respuesta y se lanza fuera de la cocina, dejándome sola, pero sobre todo confundida. Este definitivamente no es el Luca que conozco.

¿Le he hecho algo malo? 

EL SOL EN TU PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora