LUCA XXXVII

13 4 4
                                    

Si tu problema es conmigo, arreglémoslo entre los dos. Dejemos que las señoritas se vayan-sugiero, intentando fingir calma, cuando realmente me estoy muriendo por dentro. Necesito sacar a Lexi y a Rose de aquí como sea, ahora mismo.

Ya he descartado la idea de lanzarme sobre él, no tengo mi teléfono a mano para llamar a la policía; solo me queda intentar razonar con Thomas, si es que es posible; la peor opción de todas. Pero no puedo hacerlo mientras ellas estén aquí. Necesito que estén a salvo. Por ellas, y por mí; no puedo pensar suficientemente bien cuando veo a Lexi en peligro.

-Thomas baja eso-dice Lexi de pronto caminando hacia él. Mi corazón se desboca, esta mujer debe estar completamente loca.

-Lexi...-intento decirle, pero ella sigue caminando hacia él, a paso excesivamente rápido. Se para frente a Rose y le toma una mano, contenedora.

-Thomas, suelta a Rose-le ordena.

Maldita Lexi, qué mierda está haciendo, qué acaso no tiene idea de lo enfermo que está; ¿acaso no tiene miedo? ¿No tiene idea de lo que es una pistola?

Thomas la observa, entre divertido y confundido; pero para mi sorpresa baja el arma de la espalda de Rose, y Lexi la agarra velozmente y la aleja, abrazándola. Okey, quizá Lexi puede razonar con él, no es mi opción favorita, pero si nos sacará a todos a salvo de aquí...

Las deja caminar algunos pasos y las vuelve a apuntar, esta vez a ambas pues están abrazadas. No veo miedo en los ojos de Lexi, mientras susurra algo en el oído de Rose; pero el miedo en mí se desata. El solo ver un arma apuntando a Lexi me hace perder la cabeza. Mi corazón se va a salir de mi cuerpo para estrangularlo.

-Thomas maldito infeliz-digo acercándome a él a paso rápido. Si le va a disparar a alguien, no será a ella.

Thomas sonríe y cambia el arma de dirección, apuntándola hacia mí. Lo odio, pero tampoco soy suicida por lo que me detengo a unos pasos de él, totalmente consciente de que, si me dispara a esta distancia, me matará. Y no hay absolutamente ninguna opción de que sea este imbécil el que termine con mi vida, no pienso permitírselo.

-No me provoques Castelli-dice sonriente. -Razones para dispararte no me faltan.

-¿Tan cobarde eres?-Lexi interviene otra vez. Va a matarme ella primero que Thomas si sigue con sus estupideces. -Sabía que eras imbécil, pero esconderte detrás de un arma ya me parece demasiado.

No sé en qué está pensando, mierda no sé si está pensando o es simplemente el miedo que se ha apoderado de ella; pero no creo que su estrategia sea la mejor. La miro suplicándole que mantenga el silencio. Sigue abrazando a Rose, incluso parece estarla cubriendo con su cuerpo, como invitando a Thomas a intentar hacerle daño.

-Cállate-le grita Thomas, que parece estar de a poco perdiendo el control.

-¿Por qué?-vuelve al ataque. -¿Por qué tendría que hacerte caso?

-Lexi, por favor silencio-le ruego. Intento caminar hacia ella, pero Thomas se me adelanta volviendo a apuntarlas con la pistola; haciendo que me detenga al instante.

Sabe perfectamente que mientras esté amenazando a Lexi, no haré nada, y Lexi se lo está poniendo todo excesivamente fácil.

-Eres una maldita puta-le grita Thomas. Realmente espero que algún vecino escuche. Si no fuese por esa arma, le partiría la cara por atreverse a hablarle, por mirarla siquiera. -Tú eres la maldita causante de todo esto.

Thomas ya no está en sus cabales, se ve en el color de su piel, el brillo de sus ojos, la postura de sus pies. Lexi está logrando lo que quiere, descontrolarlo.

-De hecho, eres tú-le responde tranquila, como si no tuviese un arma frente a ella. -Tú eres el causante de literalmente todas nuestras desgracias. Eres un desalmado, narcisista, violento, creo que un poco psicopático, un enfermo. Bastante psicopático a quien queremos engañar.

Una pequeña parte de mí se siente orgulloso de ella; y no puede tener más razón, todas las cosas que ha dicho son verdades. Pero este no es el momento para decirlo; no, el momento es cuando esté en la cárcel donde se merece estar, cuando no pueda hacernos daño, cuando no pueda tocarnos nunca más.

-Chica misteriosa...-le suplico.

-¿Y qué?-grita Thomas, que no ha bajado su arma un solo segundo. Veo que sus manos están temblando, y empiezo a ver el desenlace de esto. -¿Lo prefieres a él?

-¿Preferirlo?-me mira. -Lo amo.

La cara de Thomas se desfigura, y vuelve a apuntar hacia mí. No sé cómo hemos llegado a esto, ni cómo fui tan tonto de no verlo venir; no sé cómo protegerlas, como salir de aquí; intento que mi cabeza funcione lo más rápido posible buscando alguna solución, pero soy incapaz de verla. Por primera vez en mi vida, tengo pánico, y no tengo ninguna herramienta para lidiar con eso. Mis piernas empiezan a temblar, no porque me vaya a disparar, sino porque estoy demasiado seguro, de que a alguien le va a disparar. Y necesito, que no sea a Rose ni a Lexi.

Veo que Lexi está a punto de decir algo, cuando Rose se suelta de ella y se gira de frente hacia Thomas. Su cara ya no es de pena, sino de furia; se ha transformado.

-¿Vas a disparar?-le grita. -¿Por qué no te matas mejor? Es la mejor opcíon si tienes tantas ganas de usar tus balas.

Thomas vuelve a cambiar la pistola de objetivo, y creo que va a apuntar a Rose, por haberlo desafiado, sin embargo, su blanco es Lexi. La mira sonriente, y mi chica misteriosa, como no, aunque está siendo apuntada por un arma no flaquea un solo segundo.

Me mira, y contra todo pronóstico, sonríe. Es la sonrisa más dulce que me ha dedicado; es mucho más que eso, es casi maternal. Como si quisiera decirme que lo tiene todo bajo control, que no me preocupe, que ella puede con esto.

Le susurro "te amo", porque ya no puedo contenerlo más, porque independiente de que nuestra vida se está yendo al carajo, la amo. Y quiero que lo sepa, no quiero morirme sin que ella lo sepa.

Cuando escucho el primer disparo corro hacia ella tan rápido como me dan mis piernas; pero no alcanzo a llegar cuando ya he escuchado el segundo.  

EL SOL EN TU PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora