Definitivamente no quería salir con su hermana.
Suspiró, sintiéndose muy frustrada.
¿Cómo podía siquiera soñar con alcanzar sus metas si no era capaz de relacionarse con confianza?
Anastasia Makris era una hija silenciosa, tímida y retraída; amaba los números y las letras. En pocas palabras, desde pequeña amaba cualquier cosa que se pudiera analizar, leer o calcular. Era lo suyo. Por eso había hecho algunos cursos de finanzas y economía.
Soñaba con algún día tener una empresa, aunque viera a su padre palidecer cada vez que expresaba en voz alta su anhelo.
Anastasia quería alcanzar esa meta, pero sabía que había algo que no se le daba bien y era lo de encajar en la sociedad griega... Razón por la que no quería ir al pub con su hermana.
Prefería quedarse investigando más sobre el marco económico de cierta inversión que se le había ocurrido, pero no tenía el corazón para dejar sola a su hermana.
No era correcto abandonarla después de haberse enterado en la mañana de que su hermana iba a casarse con un desconocido para solucionar un problema muy grave de la empresa familiar; una deuda que era imposible de pagar en el plazo establecido.
Una deuda que sólo podía ser saldada o postergado su pago a través de algo más valioso a cambio.
¿Qué transacción era más valiosa en la sociedad griega que un matrimonio arreglado?
No podía evitar sentir tristeza por su hermana... Y por ella misma, ya que estaba en eso.
¿Qué cosa podía ser más triste que darte cuenta de que jamás tendrías la oportunidad de buscar el amor?
Un matrimonio arreglado era un acuerdo para beneficiar a ambas partes y Anastasia estaba segura de que no se leían palabras como amor y pasión entre líneas.
Ella ya se imaginaba que algo así sucedería también con ella, era muy común entre las familias griegas que querían mantener puro el linaje y todas esas idioteces... Estaba consciente de que sus padres eran defensores a morir de todas las costumbres de la cultura griega, por lo que ya se había resignado a un destino como ese.
De pronto sus pensamientos se vieron truncados por la imagen de su hermana mayor, frente a ella; sosteniendo un vestido muy corto, unos tacones y un par de aretes redondos grandes.
—¡Esto es lo que vas a usar!—exclamó, animándola a cambiarse.
—¡No puedo usar eso, Eloooo!—gimoteó sintiendo cómo el sonrojo subía por su cuello.
Elora soltó una carcajada ante la actitud de su hermana menor.
—¡Claro que puedes!—canturreó divertida. Anastasia encontró muy extraña la actitud emocionada de Elora, pero prefirió no decirle nada a su hermana. La hija menor de los Makris suspiró, mirando al cielo y poniendo su mejor cara de trauma a lo que la mayor soltó una carcajada. —Anda, ni creas que te dejaré ir así.—agregó, dándole un empujoncito a Anastasia en dirección al baño, sin dejarla decir ni una palabra.
Unos tacones de tiras doradas, un vestido ajustado muy corto y unos aretes de oro después, se encontraban saliendo de la casa con dirección al pub.
Elora tenía mucho qué hacer en lo que le quedaba de noche.
Su plan estaba en marcha y no pensaba rendirse hasta conseguir escapar de éste matrimonio forzado. A diferencia de su hermana, ella pensaba que ése tipo de vida no era para ella, y no iba a ceder por mucho que sus padres la presionaran. Si pensaban que ella iba a caer redondita, no se imaginaban lo que les esperaba.
ESTÁS LEYENDO
ESPOSA SUSTITUTA (Saga Vasileiou I)
RomanceAna nunca ha sido el primer lugar... Pero, después de tanto tiempo sumida en una vida solitaria, por fin la vida le da la oportunidad de hacer algo diferente. Ella finalmente podrá ser alguien en la sociedad griega y, al mismo tiempo, salvará a su...