CAPÍTULO 5

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Keelan no había logrado dormir, a pesar de haberse pasado el día entero intentando investigar a la chica que llevó a su departamento.

Su hermano estaba desaparecido en acción, no tenía idea de dónde demonios andaba metido Kal. Y, encima, no había querido ver a su abuelo, porque sentía que de nada más mirarlo, iba a descubrir todo lo que estaba ocultando.

Para terminar de empeorar su humor, había llegado el invierno con violencia. Era el día perfecto para llevar a cabo una boda, pensó con sarcasmo al mirar las calles nevadas por la ventana de su departamento.

Era el día de su boda y estaba decidido a cumplir con su deber.

Todo era una mierda, ni siquiera conocía a la novia.

Sí, obviamente la había investigado y no era nada fea.

Elora Makris era una digna joven ateniense, en lo que respectaba a rasgos fenotípicos y familia.

Su comportamiento y reputación eran otra cosa. Palabras como "caprichosa", "aventurera" y "engreída" eran las que la definían, según lo que había visto en sus redes sociales, por supuesto.

Entonces, ya estaba decidido.

Iba a casarse para matar dos pájaros de un solo tiro; así resolvían lo del capital comprometido y al mismo tiempo su abuelo cubría el error garrafal que él significaba para la familia al ser un bastardo.

Anastasia no podía estar más aterrada.

Las calles estaban convertidas en un frigorífico, les había costado Dios y su ayuda llegar a la capilla.

Al ver los problemas, su padre se comunicó con Bemus y en un par de horas habían resuelto un helicóptero para buscarlos.

Si no se había sentido impresionada antes de eso, ahora mismo si lo estaba.

Impresionada y totalmente aterrada de lo que el futuro podía depararle ahora que no era pura.

A pesar del frío, su padre había tenido ya dos bajones de tensión arterial debido a la preocupación y ella no estaba mucho mejor que él.

En circunstancias normales, una novia de familia griega se sentiría feliz de unirse a una de las familias más influyentes y convertirse en el motivo que originó una unión empresarial tan poderosa.

Pero esto no eran circunstancias normales y Anastasia definitivamente no era una novia normal.

Ni siquiera debería ser una novia, pero su padre había tomado la decisión de sustituir a su hermana con ella, razón por la que se encontraba allí, enfundada en un vestido muy apretado y luchando por no convertirse en un desastre pegajoso de sudor y maquillaje.

Su padre la sostenía del brazo, estaban listos, esperando la señal para hacer su entrada a la ceremonia eclesiástica.

Ana tenía la garganta seca, pero estaba segura de que no podría pasar ni siquiera un trago de agua. Tenía el estómago encogido, no estaba segura si era a causa de los nervios o por el corsé del vestido.

Había muchas posibilidades de que aquello no terminase bien y temía que el novio la dejase plantada en el altar al notar que no era su hermana mayor. Ella estaba segura de que su futuro esposo no era tonto, al menos no debería serlo si era hermano del frívolo Kal, que descubrió rápidamente los planes de su abuelo.

De hecho, había investigado a Keelan la noche anterior y se llevó dos sorpresas.

La primera era que no había ni una foto del hombre en las redes sociales, de hecho no tenía perfil. Con su reputación y fama, fácilmente disfrutaría de cuentas verificadas si las tuviera, ella estaba segura.

ESPOSA SUSTITUTA (Saga Vasileiou I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora