CAPÍTULO 46

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La noche dio paso a la mañana y el canto de algunas gaviotas, que volaron por encima del yate, hizo que Anastasia terminara de despertar.

Se sentía extraña. Su cuerpo tenía ciertos dolorcillos en algunas partes del cuerpo que la hacían sentir bien, relajada... Pero su rostro pesaba y sus ojos se sentían irritados.

No necesitó verse en el espejo para saber lo mal que le había sentado el llanto de la noche anterior.

Su corazón aún dolía por lo que había pasado. Quería encontrar a su esposo, llevarlo a la habitación y atarlo a la cama para terminar lo que habían comenzado... Estuviera dispuesto él o no. Pero la cordura seguía ganando en su mente y trató de asearse apacible, intentando practicar su actitud para el momento que le tocara estar frente a frente con Keelan.

Salió de la habitación dispuesta a descubrir qué cosas le podía ofrecer el maravilloso yate. Revisando habitaciones del pasillo, se encontró con un spa y una hermosa sala de cine que no había visto ni en los mejores centros comerciales de la ciudad.

Degustó también muchas comidas y bebidas dentro de un mini bar... Y conoció a un par de trabajadores del personal a bordo. Eran muy serviciales y atentos.

Se había mantenido ocupada, pero por más que curioseó habitaciones y áreas del yate durante la mañana, no vio a su esposo.

No se lo encontró ni una sola vez; así que luego del almuerzo decidió cambiarse a un traje de baño y meterse en la piscina de la cubierta.

Dejó sus cosas sobre las tumbonas que estaban a unos metros de la piscina y se sumergió en el agua. Estaba fría al principio, pero rápidamente su cuerpo reguló la temperatura y consiguió seguir nadando a gusto.

Siempre había amado las piscinas, aunque no había conocido mucho el mar, estaba segura de que iba a disfrutar el tiempo que estuvieran de viaje... Por supuesto que disfrutaría aun más si el tarado de su esposo dejara de ser un imbécil, pensó cuando desde su posición, vio a su esposo hablando con el capitán, quien manejaba el barco en ese momento. Anastasia vio cómo el capitán asentía y se iba, dejando que Keelan tomara el timón.

Anastasia no lo podía creer, pero estaba segura de que se había mojado al verlo ubicarse en la cabina de controles y manejar.

Estaba segura de que se había mojado, aun estando en la piscina lo había sentido... Eso y la forma en la que había subido la temperatura en ciertas zonas de su cuerpo.

Ver a su esposo manejando el yate la ponía caliente, estaba totalmente impresionada.

¿Qué otro tipo de habilidades intelectuales tenía él que ella desconocía?

Se moría por conocerlo más, pero el muy imbécil era demasiado escurridizo.

Justo cuando ella hacía algo atrevido, él se acercaba. Pero en cuanto entraba en conciencia, huía. Eso era un hecho.

De pronto, entre pensamiento y pensamiento le llegó una idea a la mente.

¿Y si hacía algo atrevido?

Estaba muy enojada con él, totalmente resentida por lo que lo había hecho la primera noche a bordo... Pero eso no significaba que no podía castigarlo mostrándole el postre sin que lo pudiera probar.

Desde la posición en la que Keelan se encontraba podía verla claramente, ella estaba segura de que él la estaba observando, sentía su mirada sobre ella.

Fingió que no lo había visto y salió de la piscina dando el mejor espectáculo sensual.

Puso todo su empeño en ello, caminó recta haciendo que sus piernas y trasero se vieran definidos y muy musculosos.

ESPOSA SUSTITUTA (Saga Vasileiou I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora